El escenario electoral se supone que es el marco adecuado para debatir sobre las cuestiones que importan a la sociedad. Los partidos políticos se esfuerzan en redactar programas electorales que llevan propuestas sobre los asuntos de interés. Un enfoque plenamente racional que no se corresponde con la realidad. Hace mucho que la política y las elecciones se guían por impulsos emocionales. Una primera constatación: la irracionalidad avanza con el siglo, contaminando a la política y la sociedad. Voy a poner varios ejemplos extraídos de la lectura del periódico de esta semana.
«Vox y Tamames llegan a un acuerdo para la presentación de una moción de censura». Así que Vox, el tercer partido español por representación parlamentaria, pactó con un profesor jubilado y nonagenario la presentación de una moción de censura, instrumento pensado para impugnar presidentes.
Siendo muy generosos se podría entender que un acuerdo de grupos de la derecha hubiese llevado a buscar una figura independiente que los representase. Estaría todo cogido con alfileres y tendría un dudoso apoyo social, pero que Abascal vaya a buscar a su casa a Tamames para ponerlo delante del toro es demencial.
¿Por qué no defienden la moción Espinosa de los Monteros, Ortega Smith o cualquier otro dirigente del partido? Al parecer tuvieron que pactar el discurso porque Tamames es europeísta y no le provoca dislexia el alfabeto chino mandarín. Abascal dice que el acuerdo permitirá «presentar una moción de censura histórica». Más que histórica, única.
«Una oportunidad histórica para fortalecer el transporte público de nuestra región». Eso decía Alejandro Calvo, consejero de Medio Rural y Cohesión Territorial ante la posibilidad de integrar en una tarjea el bono gratuito de tren y la tarifa plana del autobús. Venimos del enésimo aplazamiento de la entrada en servicio de la variante de Pajares y del escándalo de los trenes que no caben por los túneles y se animan a calificar de «oportunidad histórica» una medida burocrática que la podían haber tomado hace un año, dos o cinco.
Los propios firmantes del Acuerdo de la Castellana están aguando lo pactado al poner todo el énfasis en la gratuidad de los viajes y otras medidas anexas como la tarjeta de marras. El déficit en las comunicaciones ferroviarias asturianas es enorme y no cabe dulcificar la situación regalando el billete durante tres años. El problema está en el retraso del Plan de Cercanías y la incógnita sobre la renovación de los trenes (todas las promesas que incumplieron los ministros estaban escritas en papeles) y la alta velocidad que no llega a las ciudades.
«La Universidad se vende a ritmo de rap: ‘Pelayo hubiera querido estudiar aquí’». Resulta que el equipo rectoral está preocupado por el escaso número de estudiantes extranjeros en el alma mater. Para mejorar el porcentaje confían en los oficios de una estrella del rap (Gazir) que va animar a emigrar a jóvenes latinoamericanos con sus actuaciones en TikTok.
Las letras enganchan, la verdad. Dos ejemplos: «Nos gusta el campo, pero también el Campoamor»; «nuestras mentes no están verdes, pero nuestros paisajes, sí». Así se toca la fibra de tanto estudiante indeciso.
El rector considera que, con gesto serio y encorbatado, no llega a los jóvenes. Las grandes universidades americanas, con mayoría de estudiantado extranjero, están gobernadas por rectores serios y encorbatados. Allí y aquí la gente no se matricula por la foto del rector ni por los pareados de los artistas. Bastaría con mejorar en los rankings para ser atractivos.
«Queremos recomprar Mareo; el Sporting tiene una responsabilidad con Gijón». Hace unos meses solo se hablaba del plan para trasladar El Molinón, «unos metros» y convertir la zona en un centro de riqueza, servicios, dos torres y diversión. Los portavoces municipales fueron a Madrid a conocer el proyecto y quedaron impactados. Cuando se abordaba la financiación salían a relucir conceptos, como ‘naming’, palcos VIP, etc.
El asunto quedó aparcado cuando el padre del proyecto lo cifró en 300 millones de euros. Aclaró que no lo pagaría el Ayuntamiento. Algo es algo.
Ahora el objeto del deseo es Mareo. El presidente del club, David Guerra reconoció que la entidad tiene una responsabilidad con Gijón. Sí, señor. El vecindario lo tiene claro, la responsabilidad consiste en ganar los partidos. Si lo logra, todos contentos. Ya saldrán los 300 millones.
«La Universidad revisa el modelo de la residencia para que también tenga un uso hotelero». Comprendo que es una apreciación personal y puede estar descaminada, pero nunca creí que hubiera una demanda oculta sin satisfacer detrás de la residencia universitaria. Si quieren los responsables universitarios la construyen, pero en caso contrario no dejan a nadie en la calle.
Ahora bien, reorientar el proyecto hacia un uso mixto, entre universitario y hotelero, resulta chocante. Como los académicos están en su mundo, no sé si habrán reparado que se disponen a competir con un sector, el hotelero, que trabaja duro empleando a mucha gente. Una competencia desigual porque la residencia se financia con impuestos y los hoteleros pagan impuestos e ingresan el fruto de su trabajo.
No dudo que las administraciones les darían todo tipo de licencias, porque entre bomberos no nos pisamos la manguera, pero es un poco fuerte. Espero que no se les ocurra un día hacer un periódico.