Adrián Barbón señala como prioridades del Principado, la industria, la ciencia, el reto demográfico y la lucha contra los incendios. Cuando a un político le piden que elija las prioridades, suele optar por una relación corta de temas dejándose, forzosamente, algunos otros en el tintero. Imagino que la reforma de la Administración, un asunto que apareció en la agenda del presidente a mediados de 2020, sigue siendo una prioridad, porque con las dos leyes aprobadas (Empleo, Calidad Ambiental) no queda reformada la pesada, lenta y cara Administración del Principado. Cada vez absorbe más recursos de los contribuyentes y, a la vez, tiene la rara habilidad de estar en el medio de casi todos los problemas.
La industria era y es una prioridad, de acuerdo, pero tengamos presente que los gobiernos regionales tienen escasas competencias sobre industria. Ahora bien, sí puede el Principado tomar medidas que faciliten la inversión industrial y, por extensión, la inversión productiva. La gestión de los fondos europeos tiene mucho que decir sobre industria. En la ciencia hay que reconocer que fue Barbón el primer presidente del Principado que la convirtió en prioridad. En sus discursos siempre la veo relacionada con la innovación y la industria. La vinculación es evidente, pero la ciencia aplicada no es toda la ciencia. Si se quiere apostar por la ciencia, es obligado volcar los recursos en la investigación básica. Ya sé que las empresas presionan, pero el edificio requiere de cimientos. En esa investigación básica está la Universidad de Oviedo. Sobre el reto demográfico ya no hay mucho que decir, salvo que está prohibido perder tiempo. La ley debía de haberse aprobado el pasado mandato. Es obligado informar en el Parlamento sobre la gestión de las subvenciones, siendo la medida estrella las ayudas directas a la natalidad. Rapidez, agilidad, información. Luchar contra los incendios es anticiparse al futuro. El desastre se evita yendo por delante de las llamas. La mejor ayuda que se puede dar al medio rural es preservarlo de los incendios.
Hablando de prioridades. El Principado tiene que poner en centro de su discurso la productividad. Para sostener el bienestar social hay que ser más productivos. Dejo para el final lo que debería estar al principio: mejorar la educación. No me refiero a la coeducación en las aulas, igualdad, etcétera, que está muy bien. Pienso en los contenidos del currículo, en la transmisión del conocimiento, a la que niños y jóvenes tienen derecho.