Reunión en Bilbao de las cámaras de Comercio de las regiones del Arco Atlántico. Un conjunto de territorios que van desde el norte de Portugal hasta Nueva Aquitania, pasando por las regiones cantábricas, Burgos y Navarra. El objetivo es demandar la constitución de la Macrorregión del Arco Atlántico, un proyecto apuntado por los gobiernos de estos territorios, pero que de momento no tiene reconocimiento institucional. El hilo que cose estas regiones es el corredor ferroviario; un asunto que está en la Comisión Europea y en los planos, pero que avanza más despacio de lo que prevén los planes. En el año 2030 debe estar finalizado. A esa aspiración se ha sumado el pretendido corredor del hidrógeno, un gas que puede ser el gran argumento para la descarbonización de nuestras sociedades. Las cámaras de Comercio quieren que el corredor del hidrógeno esté terminado y en uso en 2030.
Unir a las regiones citadas en torno a objetivos económicos es una proeza sin precedentes. Además de fijarse metas interesantes, es necesario empujar. Eso es lo que hacen las cámaras: presionar, concienciar y, si es preciso, importunar, para que gobiernos y burocracias (Bruselas) se muevan. El argumento más convincente para subirse a ese tren de progreso es que la alternativa no existe. Seguir cruzados de brazos viendo cómo territorios más ricos, más poblados, más innovadores se alejan de nosotros nos lleva al desastre. Aunque en tiempos no lejanos la solidaridad territorial, la cohesión social, armó el puzle europeo, ahora no podemos pensar que vayamos a vivir permanentemente de ayudas. Las cámaras consideran que el déficit de competitividad de las empresas del Arco Atlántico se debe al carácter periférico de la macrorregión y a su falta de conectividad. Desde la perspectiva asturiana, cuando un agente se preocupa por la competitividad merece un aplauso. No creo que en las negociaciones para formar gobierno en el Principado se hable de competitividad ni de productividad. Al parecer, Asturias está en competitividad quince puntos por debajo de la media europea. No pasa nada, como con el endeudamiento.
La macrorregión se enfrenta a la incomprensión de gobiernos, como el francés, que hace lo imposible para que no avance el corredor ferroviario; tampoco quiere aumentar las conexiones eléctricas y casi bloquea el hidroducto de hidrógeno verde, con su hidrógeno rosa. Frente a ello hay que armar un conglomerado de gobiernos y agentes económicos. Con otras palabras: tensar el arco.