Cuando faltan seis días para la apertura de las urnas, los sondeos electorales siguen dando al PP, como ganador, y al bloque del centro-derecha con un número de escaños en torno a la mayoría absoluta. No obstante, las diferencias entre unos y otros no son definitivas y cualquier cambio puede poner en manos de terceros partidos la gobernabilidad de España. El debate electoral sigue siendo sobre los pactos. Las propuestas programáticas carecen de protagonismo. Aquí lo importante es con quién se coaligan PP y PSOE. No importa la materia del pacto, sino con quién se pacta. Llegados a este punto hay que decir que las exigencias son muy distintas con el PP que con el PSOE. Feijóo no puede tener de aliado a Vox, mientras que el PSOE tiene licencia para repetir el modelo Frankenstein. El PP no fue capaz, durante la legislatura pasada, de rebatir la falacia que supone condenar el radicalismo de derechas y dar por buena y democrática toda expresión radical de la izquierda. Unos tienen la etiqueta de agresivos e intolerantes y los otros son pacíficos, pero tiran piedras, queman banderas y consideran intranscendente saltarse la legalidad.
Aparte del antagonismo entre PSOE y PP, la competencia real por los votos se da en el interior de cada bloque ideológico. Vox aumenta las referencias críticas, o las descalificaciones, hacia el PP en paralelo a la pérdida de escaños en los sondeos. En la izquierda, Yolanda Díaz ha dejado en segundo plano las propuestas fantásticas (20.000 euros para cada joven: 9.000 millones más de gasto público), para lanzar ataques frontales a Feijóo. No critica a Pedro Sánchez, pese a que los socialistas le arrebatan escaños cada día. Ya descendió hasta los 25 diputados. Hace cuarenta y cuatro años el Partido Comunista, él solito, obtuvo 23. Creo que esta semana se va acentuar la tendencia al bipartidismo. La pulsión por el voto útil va a favorecer al PP y al PSOE. En unas elecciones de máxima tensión entre los bloques ideológicos, como son las del domingo, la gente quiere asegurar el continuismo (gobierno de la izquierda) o el cambio (gobierno de la derecha) y para ello lo más efectivo es concentrar los sufragios en los grandes partidos. No son comicios aptos para los matices, sino de titulares concluyentes.
En la encuesta de GAD 3 para EL COMERCIO, se mantiene la distribución de escaños en la circunscripción asturiana (PP 3, PSOE 2, Vox 1, Sumar 1). A lo largo de los últimos 40 años, el voto asturiano coincidió mucho con el español en las elecciones generales.