La Comisión Europea ha puesto las cartas boca arriba, y recuerda que entre los compromisos propuestos por el Gobierno de Pedro Sánchez para equilibrar las cuentas y poder acceder a los fondos Next Generation, se encuentra el pago por el uso de las autovías en 2024. No lo impuso Bruselas, lo propuso Sánchez. Desde esta humilde columna de opinión señalábamos el pasado domingo las tres veces que en el documento del Gobierno se hacía referencia explícita al pago. Casi a la misma hora que la portavoz de la Comisión Europea se refería al compromiso asumido por el Gobierno, Pedro Sánchez declaraba que el peaje de las autovías era un «bulo de Feijóo y Abascal». Un día cualquiera, cuando hayan pasado las elecciones, Pedro Sánchez cambiará de opinión y reconocerá la necesidad de imponer el peaje para recibir el siguiente tramo de los fondos Next Generation. Lo importante no es decir verdad o mentira, sino elegir en cada momento lo que más conviene. Pere Navarro, director general de Tráfico, se pasó de sincero, advirtió que en 2024 tendremos peajes y tuvo que rectificar. Dentro de dos o tres meses será cierto, pero ahora no es oportuno. Toca votar.
La degradación de la política española es una realidad de la que casi todos los días tenemos algún ejemplo. Los análisis del debate televisado entre Pedro Sánchez, Yolanda Díaz y Santiago Abascal se centraron, como casi siempre, en quién ganó el debate. Al parecer, la mayoría de los expertos se inclinan por Yolanda Díaz. Sin quitar ni un ápice de importancia a la cuestión del ganador, a mí lo que más me llamó la atención fueron aspectos formales del debate, hasta el punto de parecerme escandalosos. Pedro Sánchez decía vicepresidenta, cuando mencionaba a Yolanda Díaz, cuando en cualquier democracia todos son candidatos electorales, nadie es presidente, ni vicepresidente ni ministro. Yolanda Díaz es la candidata de Sumar. A los pocos minutos del debate estaba claro que Sánchez y Yolanda Díaz no competían, pese a que Sumar va cuesta abajo por los escaños que le está quitando el PSOE (en las últimas encuestas andaba por los 25 diputados) con la apelación al voto útil. Para colmo de disparates, el candidato socialista habló de las muertes directas que produce el dióxido de carbono. La concentración de CO2 contribuye al efecto invernadero, pero no se envenena la gente al respirarlo. Es sorprendente que el ciudadano Pedro Sánchez Castejón, con los informes que lee y el grupo de expertos que le rodea, diga estas cosas.