Después de tantas discusiones sobre las prioridades del Principado en la campaña electoral y en el debate de investidura, nos hemos quedado con más dudas que certezas. La prioridad de las prioridades parece que es el reto demográfico, un asunto que está en la raíz de nuestros problemas. Con una población a la baja no habrá jóvenes para tomar el relevo en el mercado de trabajo; una sociedad envejecida destacará por el gasto sanitario y asistencial, en su sentido más amplio, no por los bienes y servicios que produzca y ofrezca. Una tierra donde mueren casi el triple de las personas que nacen carece de futuro. Ya se aprobaron algunas medidas en el pasado mandato y hay un diagnóstico compartido por las fuerzas parlamentarias. El presidente Barbón ha querido que se haga cargo de esa tarea la vicepresidenta, Gimena Llamedo. Pues bien, adelante, vamos a ver cómo evolucionan, año a año, los indicadores poblacionales. Ya sabemos que la solución del problema sólo llegará en el largo plazo, pero en el corto se puede ver la respuesta de la población. Por ejemplo, si los estímulos económicos a la natalidad redundan en más nacimientos. No hace falta esperar cinco años para ver si funcionan los incentivos. Puse este ejemplo porque es un asunto de la máxima importancia. En definitiva, la lucha contra el declive demográfico es una prioridad asumida por la clase política y los ciudadanos.
A diferencia de lo anterior, la prioridad de la transición ecológica se presenta bajo unos lemas tan vagos como confusos. Todos sabemos que España, Europa y el mundo están en una operación gigantesca de abandono progresivo de la energía fósil y aumento de la energía renovable. No obstante, es importante subrayar que hace un año la Eurocámara incluyó la energía nuclear y el gas dentro de la taxonomía verde. Pues bien, el Gobierno asturiano habla de «culminar la revolución verde» de la mano de la ciencia. ¿Culminar? ¿Es Asturias un territorio avanzado en la transición ecológica? Vamos a ver, Asturias es la región que tiene un mix energético más basado en la energía fósil. Nuestro principal recurso es el carbón, con eso ya está dicho todo. En 2011 había 428 megavatios de origen eólico y en 2021 eran 645. Estamos creciendo en energía eólica, el recurso renovable más fuerte, a razón de 21 megavatios al año. A partir de 2021, el proceso cobró un impulso nuevo y pasamos a incrementar 30 megavatios al año. Para entendernos, la nada. La estrategia de lo verde merece un debate riguroso en la Junta General del Principado.