Adrián Barbón ha presentado a Marcos Niño, como director general de Reto Demográfico. En la pasada legislatura se creó la figura del Comisionado para el Reto Demográfico, cargo que desempeñó Jaime Izquierdo, dependiendo del presidente. Ahora se abandona la fórmula del comisionado y se opta por un director general que trabajará bajo la jerarquía de la vicepresidenta. El cambio es mínimo.
Los principales responsables de las fuerzas políticas, empezando por Adrián Barbón y Diego Canga, coinciden en hacer de la cuestión de la demografía la gran prioridad del mandato. Es muy probable que la propia sociedad asturiana coincida con esa prelación. Pese al consenso, creo que hay que hacer algunas aclaraciones básicas para no caer en malos entendidos. Me refiero al reto demográfico, una expresión que hizo fortuna, constantemente mencionada por todos, pero que tiene variadas interpretaciones.
¿A qué alude el reto demográfico? A mí entender, al grave problema del declive demográfico: en los veinte primeros años de este siglo Asturias perdió 58.323 habitantes. El reto es detener ese declive y, posteriormente, lograr que la curva de la población sea ascendente. En definitiva, ganar habitantes. Es probable que esta cuestión no requiera de matizaciones en territorios tan afectados por el declive, como Galicia o Castilla y León, pero en Asturias sí es necesario, porque se ha optado por asimilar el reto demográfico con la pérdida de la población en la zona rural y, particularmente, en la zona rural del occidente y del oriente. Hasta ahora se ha trabajado casi exclusivamente en esa dirección y las ideas que barajan los grandes partidos para estos cuatro años ponen el acento en la zona rural.
Vaya por delante que me parece un problema grave y urgente la despoblación en las alas de la región. Cuando digo urgente es que hay que tratar de solucionarlo sin pérdida de tiempo. Es probable que los terribles incendios que sufrimos en marzo y abril hubieran sido menos devastadores si estuviera trabajando en el campo la misma población que hace treinta años. Soy consciente de que para fijar población en el área rural hay que innovar con modelos de producción y consumo hasta ahora no ensayados. Parte del trabajo del comisionado en estos cuatro años fue en esa dirección. Ahora bien, en un ataque de optimismo podemos llegar a detener la despoblación del medio rural en el occidente y el oriente y, sin embargo, haberse acentuado el declive demográfico en la región. El domingo lo vemos.