Hay noticias que no podemos relativizar por el hecho de que se repitan periódicamente. Las listas de espera hospitalaria han aumentado hasta colocarse en máximos históricos. Desde 2016, año en que se empezaron a hacer registros oficiales periódicos, nunca había habido tanta gente pendiente de la cita del hospital. Hay 24.667 pacientes haciendo cola virtual para ser operados y más de 100.000 a la espera de tener la primera consulta con un médico especialista (otorrino, oftalmólogo, dermatólogo, etc.). Desde el año 2016, la espera de pacientes para ser intervenidos en un quirófano se elevó el 31%. Hace siete años la demora media era de 69 días, ahora es de 92. Los servicios con mayor lista de espera son Oftalmología y Traumatología, donde hay una mayoría de pacientes de edad avanzada.
El problema es antiguo, muy anterior al año 2016. Hubo consejeros de Salud que asumieron públicamente cuando llegaron al cargo que iban a reducir las listas y no lo lograron. También se produjo una larga polémica con las llamadas ‘peonadas’ (consultas y operaciones realizadas fuera del horario de trabajo, siendo remuneradas como se hace con las horas extra en cualquier trabajo). Las peonadas mejoraron las listas, pero no todos los consejeros las vieron con buenos ojos. En la actualidad, en planes de choque van gastados diez millones de euros y la situación no deja de empeorar.
En la Junta General del Principado se ha hablado muchas veces de este problema, pero no sé si hay una conciencia clara del daño que causan las largas esperas. Repetidamente se escuchan en el Parlamento rotundas afirmaciones de orgullo por la gran sanidad que tenemos o por el elevado gasto sanitario del Principado. Sin dudar un instante de la competencia del personal sanitario y del material y la tecnología que utilizan, lo cierto es que si a un paciente no lo reciben hasta el año que viene, algo muy importante del sistema está fallando. Tras las últimas elecciones autonómicas, Gobierno y oposición propusieron muchos ‘pactos de Estado’, pero nadie se refirió de forma específica a las listas de espera sanitaria. No se me ocurre algo que sea más prioritario. Durante la pandemia, se puso de moda por los políticos del Gobierno decir que estaban trabajando para ‘salvar vidas’. Pues bien, pocas cosas salvan más vidas que acabar con las listas de espera. La cronificación de las listas desprestigia a la sanidad pública y desvía pacientes a la sanidad privada. Son el malestar en este Estado del Bienestar.