Llega la Semana Santa, un periodo del año que se mide por su aportación a la economía. Las conmemoraciones religiosas de antaño han dado paso a la concentración de turistas, elemento clave para el crecimiento del PIB. Se puede argüir, con razón, que el turismo lleva más de sesenta años siendo un motor de la economía española, actividad insustituible para que la balanza de bienes y servicios pase del déficit al superávit, pero en la actualidad juega un papel más amplio al haberse producido un cambio profundo en la sociedad española, que ha dejado de girar en torno a la producción para hacerlo alrededor del ocio.
Las estadísticas del empleo dicen que trabajan más de veinte millones de personas, pero el propio concepto de trabajo ha ganado en elasticidad. Baste decir que la figura de moda en el mercado laboral es el trabajador fijo discontinuo, que es metafísicamente imposible, dicho en jerga escolástica, como también lo es la persona obesa y delgada. La contabilidad de las horas reales trabajadas no falla, y la comparación del último trimestre del pasado año con igual periodo del año anterior a la pandemia dice que cada semana, de media, se trabajan cuatro horas menos. En 2023, la media del trabajo real semanal fue de 27,8 horas, siendo de 29 horas en el sector privado y de 23,3 en las Administraciones públicas. En números redondos se dejaron de trabajar 40 millones de horas, si se comparan 2019 y 2023.
Estamos en la sociedad del ocio, que se apoya en la gran oferta del sector de la hostelería y la hotelería, y se alimenta en gran medida de la pujante tercera edad, un colectivo pautado por la salud, que tiene una alta capacidad de consumo al ser receptores de rentas anuales por importe de 190.687 millones de euros, un 11,4% más que en el ejercicio anterior. A ello se suman las rentas de los jubilados de los grandes países europeos. Pensemos, por ejemplo, que en los primeros once meses de 2023 hubo 13 millones de turistas ingleses que gastaron más de 15.000 millones de euros. Consumen, pero también invierten (60.000 millones en 25 años), con un millón de inmuebles de su propiedad, mayoritariamente en torno a las poblaciones de la costa mediterránea y las Islas Canarias.
El ocio ahorma la sociedad española del presente siglo. Crecen las actividades pensadas para el tiempo libre y los turistas de los países ricos respaldan la tendencia. No es sólo un cambio de actividad, es un cambio de mentalidad. Anuncian lluvia para la Semana Santa. No importa, hace mucho que cantamos bajo la lluvia.