El anuncio del ministro de Transportes, Óscar Puente, sobre la inminente entrada de los trenes Avril en servicio no se ha cumplido. Superada la fecha (8 de abril), los prototipos de la empresa Talgo todavía no están operativos en la línea Gijón-Madrid. Bien es cierto que el ministro hizo el anuncio con muchas cautelas, escaldado como está de otras promesas incumplidas por la empresa, pero el caso es que por fas o por nefas las actuaciones gestionadas por Renfe siempre llegan con retraso a nuestra región.
El próximo jueves se espera que entre en funcionamiento la nueva programación de servicios realizada por Renfe, que ya incluye trenes específicamente construidos para la alta velocidad (Avril). Pueden reducir el tiempo de viaje en un cuarto de hora, pasando de las 3 horas y cuarenta minutos que se tardan en la actualidad, con trenes Alvia, a las tres horas y veinticinco minutos de los convoyes Avril. En el presente salen cuatro trenes Alvia en cada sentido y dentro de una semana la mitad de los viajes serán con trenes más rápidos. La otra diferencia está en la mayor oferta de billetes, al tener disponibles 3.224 asientos cada día, mientras que hasta ahora se ofertaban 2.392 plazas. Un 35% más de viajeros podrán desplazarse diariamente entre Gijón y la capital de España. El incremento de frecuencias está muy limitado por las obras en la estación de Chamartín, que impiden el uso de todas las vías. Si se pudieran programar seis salidas en cada sentido, como estaba pensado, habría 5.000 plazas a disposición de potenciales viajeros.
Pasaron ya cinco meses desde que se pudo empezar a utilizar la variante de Pajares y se redujo la expectación levantada. Ya nadie pronuncia frases, como aquella de que «hay un antes y un después en la historia de Asturias tras la inauguración de la variante de Pajares», dicha por una consejera del Gobierno de Adrián Barbón en momentos de máxima ilusión. Resta por saber la influencia que tendrá la alta velocidad en el turismo asturiano. Los datos del verano nos sacarán de dudas. Hay otro asunto que algún día saldrá a la superficie y afecta a todas las líneas de AVE en España, y es la subvención del billete. Es muy difícil mantener a largo plazo un sistema de transporte que sin el apoyo de la Administración sería ruinoso. La única línea de alta velocidad que da beneficios en Europa es la que une a París con Lyon. Y dejo para el final los deberes del Gobierno con la alta velocidad asturiana: invertir en un nuevo trazado entre Campomanes y Gijón.