El pasado 20 de marzo, el secretario de Estado del Ministerio de Transportes, José Antonio Santano, comunicaba oficialmente al consejero de Fomento del Principado, Alejandro Calvo, y a la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, la negativa a construir el vial de Jove soterrado, por el riesgo que suponía desarrollar el proyecto para los inmuebles del entorno (150 viviendas) y la imposibilidad de transportar mercancías peligrosas por túnel. Nada más salir de la reunión, la respuesta de nuestros representantes, consejero y alcaldesa, osciló entre la resignación y la desilusión, pero regresados a Asturias, Carmen Moriyón ya tenía las cosas claras y hablaba de la necesaria respuesta política y social a la renuncia del Gobierno a adjudicar la licitación del proyecto. Es decir, el mismo día 20 se iniciaba la batalla del vial de Jove.

El Principado destacaba el supuesto compromiso del ministro, Óscar Puente, con Adrián Barbón, de destinar todo el dinero que no se iba a emplear en la licitación del nuevo vial de Jove a otras infraestructuras asturianas, como el plan de vías de Gijón. Los 215 millones que se ahorraba el ministerio en el vial financiarían otras actuaciones, pero pronto cambiaría de discurso el Principado, empujado por el posicionamiento de los vecinos de la zona oeste, al que siguió el Ayuntamiento de Gijón. Un día más tarde, Adrián Barbón declaraba que «compartía la frustración de la ciudadanía gijonesa». El Ejecutivo regional soltaba la mano del Gobierno en un asunto muy delicado, porque la contestación social está asegurada. No sólo eso, sino que tras paralizarse las obras del nudo de Serín, Barbón hizo declaraciones muy duras, afirmando que hay que depurar responsabilidades en la Delegación del Gobierno.

El choque con el Ministerio de Transportes es evidente. Nunca había llegado tan lejos ningún presidente socialista asturiano en su discrepancia con un Gobierno central del mismo color. Se da la circunstancia añadida de que el titular del ministerio, Óscar Puente, es un peso pesado del Gobierno, muy afín a Pedro Sánchez. La controversia en torno al vial de Jove repercutirá en el conjunto de las relaciones del Principado con Madrid. Siempre ha querido la opinión pública asturiana que los presidentes regionales fueran más beligerantes con el Gobierno central. Pues bien, ya llegamos a esa situación. Sepámoslo todos: si la docilidad tiene un coste, el de la beligerancia no es menor. En la batalla del vial está en juego el túnel soterrado y algo más.