Ignacio Villaverde ganó, con holgura, las elecciones al rectorado de la Universidad de Oviedo, con el 61% de los votos. Juan Manuel Cueva Lovelle obtuvo el 39% de los sufragios. La victoria del catedrático de Derecho Constitucional no ofrecía dudas, a priori, por ser mucho más conocido por la comunidad universitaria, al ejercer de rector desde hace más de tres años, y por las circunstancias concretas de la convocatoria, al haberse adelantado la cita electoral casi un año dejando un tiempo muy breve (menos de un mes) para presentar candidaturas. El catedrático de Informática Cueva Lovelle aceptó el reto de improvisar una alternativa al actual equipo rectoral, con ideas claras en determinados campos como la investigación, pero falto de una visión global de la problemática universitaria. Recuerdo que, en 2021, cuando Ignacio Villaverde se presentó por primera vez, llevaba más de un año trabajando el programa y, lo que es más importante, entrevistándose, uno tras otro, con todo el profesorado permanente, que es el que más peso tiene en las urnas, gracias a las particularidades del sistema de voto ponderado. La campaña electoral no estuvo exenta de tensión y cruce de ataques personales, pero hay que verlo como una consecuencia desgraciada de la atmósfera que envuelve actualmente cualquier elección en el país. No hay razones objetivas para que en la Universidad de Oviedo se reproduzca el fenómeno de la polarización.
Tiene ante sí el confirmado rector un largo mandato de seis años, tal como estipula la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU). Los segundos mandatos, en cualquier responsabilidad pública, suelen ser más difíciles, por el desgaste asociado a la permanencia en el cargo y por los asuntos que se atascan y dañan la valoración global de la gestión. Aunque tenga el alma mater más de 400 años de historia, se encuentra en plana mudanza con abandono de campus y recreación de nuevos espacios, habilitando edificios abandonados. En este asunto tiene mucha más responsabilidad el Principado, pero las quejas por incumplimientos y retrasos serán para el rector. En los últimos años se ha tomado por costumbre recurrir a la institución académica para resolver cualquier carencia de la región. Mostrada la solidaridad con todos, no estaría de más recordar públicamente cuáles son los fines específicos de la universidad. Por último, no sobrará el dinero estos seis años. La LOSU encarece la gestión universitaria. Imaginación, Villaverde, imaginación.