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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LA POLÍTICA, EL MAYOR PROBLEMA

La política española ha entrado en una nueva fase al terminar Pedro Sánchez su escenificación de crisis personal («he dormido poco y he comido menos»). Bajo la bandera de la regeneración democrática se esconde otra vuelta de tuerca a la división del país en dos bandos: Gobierno y socios, frente a jueces, pseudomedios y los «colaboradores necesarios», que es como califica en su carta al PP y a Vox. El presidente retoma la agenda de trabajo para ganar esa batalla, como ya ha anunciado.

El ambiente se ha tensado, buena prueba de ello son las formas que se gasta el ministro de Transportes, Óscar Puente. Ya nos asombró cuando dijo que «Sánchez no es que tenga predicamento es que es el puto amo», pero este fin de semana llegó más lejos, al descalificar al presidente de Argentina con gran desparpajo: «Previa a la ingesta o después de la ingesta de no sé qué sustancias…» abriendo una crisis política entre los dos países. A Javier Milei le faltó tiempo para decir que «el Gobierno de Pedro Sánchez tiene problemas más importantes de los que ocuparse, como las acusaciones de corrupción que caen sobre su esposa».

Estamos a seis días de las elecciones catalanas, unos comicios más interesantes que las pasadas elecciones gallegas y vascas, porque está en juego la estabilidad del Gobierno de España. De su resultado dependerá que la legislatura nacional pueda prolongarse tres años y medio, como dicen los portavoces socialistas, o tenga un corto recorrido. El desarrollo del plan de regeneración democrática de Pedro Sánchez depende también de la composición de fuerzas en el Parlamento de Cataluña. Puigdemont y ERC deciden sobre la hoja de ruta de la política nacional.

Mal
Las cosas están mal, no conviene engañarse. Puede la economía ir bien, a corto plazo, y la política mal. Cuando el proceso ‘Mani Pulite’ llevó a los tribunales a decenas de diputados y empresarios, la economía italiana estaba en expansión. Lo más característico de la nueva etapa que se inicia en España es ver a la actividad política convertida en el primer problema del país. No es que haya políticos corruptos o inútiles, eso ya lo habíamos experimentado en el pasado. La novedad estriba en que las estrategias políticas estarán centradas en ganar el choque que se va a producir entre los dos bandos, sin que necesariamente la pugna se resuelva en las urnas, tras constatar desde hace nueve años el equilibrio de bloques.

Si Pedro Sánchez señala repetidamente a jueces, medios de comunicación y periodistas es que la batalla se va a dar sobre esos territorios. Dedicar las mejores energías políticas a neutralizar al tercer poder del Estado y al llamado «cuarto poder», anticipa hasta qué punto vamos a estar ocupados en querellas internas, de espaldas a los problemas reales, porque los «pseudomedios» y el «lawfare» son creaciones de la Moncloa para desprestigiar a los que no se pliegan a sus designios. Ya tuvimos un anticipo de la regeneración en el Primero de Mayo, con dos vicepresidentas del Gobierno convertidas en lideresas del proletariado, llenándose la boca de demagogia al dirigirse a las masas.

Paz
Asturias goza de una gran paz social y un clima político envidiable. No hay bandos ni colores, salvo cuatro sectarios con sueldo de la institución o de la organización. Podemos compartir la mesa, como en la Comida en la Calle de Avilés, sin vetos ni exclusiones. Cuando oigo decir que nuestro primer activo es la riqueza del territorio, siempre estoy tentado de replicar, para poner por delante la tolerancia social, la moderación política, la capacidad para hacer que cualquier forastero se sienta como en casa cuando nos visita. Quizás todo eso junto es lo que lleva a ser la región mejor valorada por los españoles en todos los sondeos. En la última encuesta, de hace un mes, en la web Electomanía, ganábamos con 7,9 de nota media.

Temo que la estrategia de regeneración democrática nos acabe metiendo de hoz y coz en una guerra de la que sacarán beneficio político otros, porque aquí quedará roto esa forma tan natural de entendernos. Soy consciente de que tenemos muchos problemas y, lo que es peor, no aplicamos los remedios adecuados. El acero verde está en vía muerta y los ganaderos no obtuvieron soluciones de sus movilizaciones. La tribu envejece y vamos a la cola en crecimiento económico. Llevamos cincuenta años buscando un modelo de ordenación territorial sin encontrarlo. Pagamos más impuestos que los demás y tenemos una Administración con sobrepeso para una sociedad frugal. Con todo eso estamos acostumbrados a lidiar, pero no con una estrategia divisiva que ponga sobre la mesa motivos, uno tras otro, para la disputa.

Bable
Estaba escribiendo estas líneas cuando leí el mensaje de Adrián Barbón, que empieza citando al presidente de la Academia de la Llingua y su petición sobre la reforma del Estatuto de Autonomía para declarar la oficialidad de la llingua en Asturias y del eonaviego entre los ríos Navia y Eo. El intento de hace dos años fracasó y ahora vuelve con tres novedades: negociación conjunta de los grupos parlamentarios, reforma autonómica ceñida al artículo 4 del Estatuto y un tercer elemento que no está en el mensaje, extensión del sistema trilingüe a partir de la enseñanza. Lo que más me llama la atención, por no haber ocurrido en ninguna otra región, es el poder de una institución académica sobre el Gobierno del Principado.

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por JUAN NEIRA

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