Primer AVE de Gijón a Madrid. El 30 de noviembre los asturianos estrenamos la variante de Pajares, que supuso el recorte de una hora en el viaje desde la gijonesa estación de Sanz Crespo hasta la de Chamartín. Ahora el trayecto, por primera vez, lo recorre un tren que cumple con los estándares de la alta velocidad, tras seis meses de utilizar el modelo Alvia. En esta ocasión no se subieron al tren el presidente del Gobierno ni el ministro de Fomento, pero sí lo hizo Mariano Santiso, ferroviario de profesión y directivo de Renfe. Representó a los asturianos en el Congreso de los Diputados en la legislatura 1996-2000, como diputado de IU. Fue el número dos en la dirección federal liderada por Julio Anguita. Santiso volvió a repetir un argumento que ya le habíamos escuchado el pasado otoño, cuando se inauguró la variante de Pajares: «El retraso que tuvo el proyecto nos ha permitido disponer ahora de túneles más modernos de los previstos, capaces de ir a 250 kilómetros por hora». Si damos por bueno ese razonamiento, cuanto mayores sean los retrasos, mejor para los ciudadanos, porque el modelo de tren o vía será de más calidad al incorporar las últimas novedades de la investigación industrial. Sin embargo, la realidad es a la inversa: cuanto antes se materialicen los proyectos más avanzan los países y las regiones y mayor ganancia para los usuarios del tren. Estrenar la variante con 14 años de retraso fue un desastre para la región. La fallida ZALIA, el inexistente metrotrén, el obsoleto trazado de Lena a Gijón y la siempre pospuesta variante de Pajares justifican en gran medida el retraso de Asturias con respecto a otras comunidades autónomas desde el inicio de la crisis financiera (año 2008).
El primer convoy hacia la capital salió a las seis horas y dos minutos. El modelo de tren, Avril, otorga la posibilidad de recortar en nueve minutos la duración del viaje. Sin embargo a Chamartín llegó con 24 minutos de retraso. Estuvo parado cinco minutos en Mieres y catorce en León. Los minutos que faltan los perdió en algún lugar del recorrido sin precisar. Sufrió algún pequeño percance, como quedarse sin luz. Menos suerte tuvieron los gallegos, que también están de estreno con la alta velocidad: el tren llegó con dos horas de retraso. Tuvo que ir un convoy Alvia a rescatar a los viajeros. No vamos a decir lo de tarde, mal y nunca porque es de mal agüero. Son pequeños desajustes que con el tiempo se solucionarán. Renfe no va a perder clientes, siempre que se mantengan las subvenciones.