La victoria del PP supone un enorme avance sobre el resultado de las anteriores elecciones europeas, al pasar de 12 a 22 escaños. La victoria no alcanza una dimensión superlativa porque el PSOE mantuvo la representación parlamentaria, sin perder ninguno de los 20 diputados logrados hace cinco años. No obstante, la diferencia de cuatro puntos porcentuales entre los dos partidos es nítida. En los últimos días se había especulado con un empate técnico entre PP y PSOE, Feijóo y Sánchez introdujeron esa conjetura en los discursos mitineros, pero, al final, no se produjo. Es muy probable que la intensa campaña de Pedro Sánchez haya servido para reducir la distancia que había en los sondeos, pero las alusiones al fango y la apelación al recurso emocional poniendo a Begoña Gómez en el centro de la campaña, no ha bastado. La dirección del PP haría mal en hacer un análisis optimista de los resultados sin matices. En un momento difícil para el PSOE, tras un inicio de legislatura desastroso, los socialistas no ceden ni un diputado. Y todo ello en una noche funesta para los intereses de la izquierda europea que quedó laminada en Alemania y Francia.
La política de polarización, que estimula el voto útil, no ha afectado a las candidaturas a la derecha del PP. Como sucedió en las últimas elecciones catalanas el crecimiento del PP no fue a costa de los votos de Vox. El partido de Abascal ha duplicado el número de escaños. Y lo más llamativo es que la candidatura ‘amateur’ de Se Acabó la Fiesta debutó con tres diputados. La derecha de la derecha tuvo tres diputados en 2019 y ayer logró nueve. A la izquierda del PSOE no sucede un fenómeno semejante. Podemos pasó de seis diputados a dos y Sumar sólo sacó tres. Pues parece que a la izquierda radical se le acabó la fiesta.
En el campo del nacionalismo no hubo avances. Tanto la candidatura liderada por ERC y Bildu, como la del PNV, repiten resultado electoral. El grupo de Puigdemont, Junts, perdió uno de los dos escaños que tenía. Si hacemos una valoración por bloques, tal como suelen votar en el Congreso de los Diputados, vemos que la derecha sube, mientras la izquierda y los nacionalistas tienden a mantenerse o bajar. Si hubiera que sacar dos conclusiones, una para cada bloque, diríamos que Feijóo debe aceptar que en la España actual el PP no representa a toda la derecha. Al otro lado del río, Pedro Sánchez también tiene que admitir que los aliados a su izquierda languidecen (Podemos, Sumar) sin que el PSOE se beneficie. Una larga digestión.