La presentación del plan director del Corredor Atlántico ha sido recibida sin críticas por parte del Gobierno regional, en claro contraste con la posición de la Fade. La presidenta de la patronal, María Calvo, considera que el plan propuesto por José Antonio Sebastián, comisionado del Gobierno para el Corredor Atlántico, tiene «pocos avances y concreciones», juzga «limitadas» las actuaciones previstas para el tramo, Gijón-Lena, y cree que son «escasos» los recursos dispuestos para acometer con garantías la variante de Villabona. En efecto, con 166,5 millones de euros reservados para el tramo Lena-Gijón es imposible adaptar la vía a las exigencias de la Comisión Europea: 160 km/h de velocidad en el 75% del trazado. Para el recorrido entre Gijón y Oviedo se contempla una reserva de 67,5 millones, cuando la variante de Villabona, situada en medio del tramo, conlleva una inversión mínima de 270 millones, como estimaba el Ministerio de Transportes hace unos meses. La estación intermodal de Gijón va a suponer el doble o el triple de desembolso que todo el tramo Gijón-Lena. El Gobierno asturiano alaba los planes del Ministerio de Transportes, que es lo que Óscar Puente necesita para no gastar un euro más de lo que tiene programado para nuestra tierra.

Los expertos han hablado sobre el plan director. Vicente Luque Cabal, presidente de la Plataforma Tecnológica Túneles de Pajares, deduce de las cifras aportadas por el comisionado del corredor que el Gobierno desclasifica el tramo Gijón-Lena de la alta velocidad. Con el dinero reservado «da para arreglar baches y poco más». Luque Cabal recordó que el Gobierno de España pidió en su día a la Comisión Europea que se anulara el objetivo de unir por alta velocidad el tramo, Lena-Gijón.

Por su parte, Ignacio García-Arango Cienfuegos-Jovellanos, presidente del Foro Jovellanos e impulsor del corredor, explica que en el trazado «hay puntos complicados, como Soto del Rey y Villabona, y un presupuesto así sirve para acondicionar, pero no para cumplir los objetivos de la Comisión Europea de permitir al menos 160 km. por hora y tener ERMTS» (un dispositivo de seguridad que exige Bruselas para todos los corredores, ya que permite gestionar los tráficos simultáneos de cientos de trenes sin temor al fallo humano). Ahí está la contradicción de presentar el plan director como si fuese un documento sólido, cuando no cumple las exigencias de velocidad y seguridad marcadas por la Comisión Europea.