La visita de José Antonio Sebastián (comisionado para el Corredor Atlántico) para mostrar el plan director del corredor en nuestra región tenía un indudable interés porque iba a descubrirnos las inversiones en infraestructuras que prevé el Gobierno para los próximos años. El hecho de que todos los equipamientos de la red básica europea tengan que estar ultimados para el año 2030, significaba que se iban a anunciar actuaciones para el corto plazo.

Nada de esto ocurrió. El comisionado fue desgranando nombres de actuaciones, adosándoles una partida de dinero (500 millones la estación intermodal de Gijón), pero sin establecer plazos. Al final, demasiadas cosas, pocos recursos y cero compromisos temporales.

Hay que recordar que nos subimos en marcha al proyecto del Corredor Atlántico, porque el noroeste de España, el territorio con mayor declive demográfico, estuvo a punto de quedar fuera del mayor proyecto de infraestructuras de transporte ideado nunca en el continente europeo. Quedar fuera del Corredor Atlántico es condenar a la región a ser un territorio dependiente, con barreras para la exportación, penalizado para la captación de inversiones y desincentivado para la creación de empleo. Pues bien, una vez que aparecimos en el mapa del corredor, gracias a la conexión de nuestras bocas portuarias (El Musel y Avilés) con Palencia, resulta que el Gobierno no apuesta por un noroeste integrado en las Redes Transeuropeas de Transporte.

Cifras
En la cumbre celebrada hace año y medio en Santiago de Compostela, en apoyo del Corredor Atlántico, la inversión fijada para satisfacer las necesidades asturianas de transporte ferroviario se cifró en 2.760 millones. En el plan director quedó reducida la cifra a 2.242 millones. A partir de aquí se articula un discurso irreal. Si alguna infraestructura es clave para el tramo asturiano del corredor es la conexión de los puertos con León. Una actuación totalmente necesaria, incluso si no existiera el proyecto del corredor, porque la formidable inversión del Estado en la variante de Pajares queda devaluada con un trazado entre Lena y Gijón de 62,7 kilómetros que se tarda 64 minutos en recorrer.

La Comisión Europea ya advirtió que debía reformarse para poder hacer, al menos, el 75% del trazado a 160 kilómetros-hora. ¿Qué dice el plan director? ¿Con qué seriedad toma el Ministerio de Transportes las directrices que marca la Comisión Europea? Con cifras se contesta a ambos interrogantes. José Antonio Sebastián indicó que en el trazado entre Lena y Oviedo se harán obras por 99 millones, mientras que entre Oviedo y Gijón se resolverán los problemas con 67,5 millones. Unas cantidades irrisorias. Lo más llamativo es que el propio Ministerio de Transportes valoraba hace mes y medio que las actuaciones entre Lena y Gijón supondrían un desembolso de 563,7 millones: más del triple de la cantidad que consta en el plan director. Para construir la variante de Villabona se necesitaría una inversión de 270 millones: justo cuatro veces más de lo que aparece en el plan para dejar impecable el trazado entre Oviedo y Gijón. Conclusión: el plan director carece de credibilidad y al Ministerio de Transportes le traen al pairo las directrices de Bruselas.

En el plan se reservan 420 millones para las mejoras de las vías de doble calzada, como la autovía del Cantábrico o la Ruta de la Plata. Es decir, la inversión en la mejora de las autovías duplica de largo lo que se va destinar al ferrocarril entre Gijón y Lena, estando mucho más envejecida y deteriorada la red ferroviaria.

Reacciones
En las reacciones al plan me sorprendieron las respuestas de los líderes sindicales, dispuestos a ser exigentes con la ejecución de los compromisos, pero dando por buena la exposición del comisionado. La oposición parlamentaria critica el plan, pero con ese estilo entre la brocha gorda y la comidilla, que vale para asuntos anecdóticos, pero no para el Corredor Atlántico. Las cámaras de comercio realizaron crítica contenida. Se extendió más la Fade, señalando los pocos avances y la falta de concreciones, las limitadas actuaciones para el tramo Lena-Gijón y los escasos recursos para la variante de Villabona.

De todas las reacciones la más reseñable fue la del consejero de Fomento, Alejandro Calvo: el plan recoge «el posicionamiento y todas las peticiones de los gobiernos del noroeste». Oficialismo puro. Ni un apunte de crítica. Que la realidad no te haga disentir de los tuyos. Cuando estalló el escándalo del vial de Jove, Barbón estuvo muy duro con el Ministerio de Transportes, debe ser que ahora vuelven las aguas a su cauce.

Vial
Hablando del vial de Jove, en su exposición, el comisionado utilizó una infografía con el túnel del vial. No me extraña. Cuando vino a Gijón el secretario de Estado, José Antonio Santano, dijo sí a todo. Repetía que no venía a «imponer nada». ¿El vial? Una parte puede ser soterrada, en trinchera o falso túnel. Lo que queráis. Vendió la estación intermodal, el solarón verde, etc. La aguerrida clase política gijonesa se quedó sin palabras. El día de la manifestación a favor del vial, 16 de mayo, hubo un inexplicable déficit de representación institucional y 700 ciudadanos tras la pancarta. Ese día y a esa hora, 3.000 avilesinos salieron a la calle a protestar por el cierre de Cristalera. Los alcaldes de Avilés, Castrillón, Gozón y Corvera marchaban juntos por las calles. Qué región.