La relación entre el PP y Foro siempre fue problemática como suele ocurrir entre partidos que compiten por el mismo electorado. Trece años de coexistencia entre los dos grupos que nunca fue estable porque Foro conoció grandes transformaciones, desde ser el partido líder de la región, formando un Gobierno monocolor, hasta convertirse en partido de un solo diputado y con la mayoría del electorado localizado en Gijón. Por el medio también se dio una evolución ideológica que va del partido clásico de una derecha regional a ser un grupo de rasgos asturianistas que simpatiza con la apuesta trilingüe de la izquierda asturiana. Lo que permanece inmutable en la formación es el peso destacado del liderazgo, antes con Álvarez-Cascos y ahora con Carmen Moriyón. No es un partido de tendencias ni de sólidos órganos de dirección, sino de fuertes figuras referenciales que proyectan su influencia de la misma manera en la militancia que en el electorado.
El PP no acertó en la forma de relacionarse con Foro. El primero que metió la pata fue Mariano Rajoy, que jugó a engañar a Cascos, animándole a encabezar el proyecto de PP, para optar, al final, por Pérez Espinosa. Luego puso todo el empeño en hundir al Gobierno de Cascos, aliándose con la FSA, y lo logró al precio de dejar el espacio de la derecha convertido en tierra quemada. La única forma de colaboración se dio en las candidaturas al Congreso de los Diputados, donde el PP incluía en un puesto destacado de sus listas a un dirigente de Foro que salía elegido diputado. Dado el hundimiento de Foro en las elecciones autonómicas (en las tres últimas legislaturas obtuvo: 3-2-1 escaños), creo que con las listas conjuntas al Congreso de los Diputados salía más beneficiado Foro que el PP.
En la actualidad, el PP está metido en la operación de la unificación de la derecha, una tarea que Fraga Iribarne hizo brillantemente en su día. Feijóo llegó a Madrid tras ganar cuatro elecciones por mayoría absoluta, dejando a Ciudadanos y Vox de extraparlamentarios. España y Asturias no son Galicia. El PP ganó las elecciones europeas, con Vox al alza y con la novedosa lista de Alvise logrando tres escaños. El PP asturiano tiene que acostumbrarse a convivir con otras marcas en el espacio del centro-derecha. El caso de Foro es muy especial, porque al tener el voto tan concentrado en Gijón, obliga al PP a relacionarse con Foro de una manera en la villa de Jovellanos y de otra en el resto de Asturias. En Gijón ya hay una alianza. En el resto no hay que hacer nada: caerá como fruta madura.