Último pleno de la Junta General del Principado antes de las generosas vacaciones. Con el pleno del Día de Asturias volverán al tajo nuestros representantes. La despedida del curso sirvió a los grupos de la derecha (PP y Vox) para hacer un balance del primer año de legislatura con el Gobierno de coalición, PSOE-IU. Le echaron en cara a Adrián Barbón el paro juvenil, la tasa de actividad, la reducción de trabajadores autónomos, etc. Junto a todo ello le sacaron a relucir otras cuestiones que son de competencia directa de los gobiernos autonómicos: la lista de espera sanitaria y la presión fiscal. Como las preguntas se registran cinco días antes de los plenos, el presidente también tenía preparado su repertorio de aciertos, entre los que incluyó la inversión extranjera y el descenso del número de parados. Hasta aquí todo normal.

El presidente no pudo evitar en el debate incluir entre los logros del Principado la variante de Pajares. No es la primera, ni la segunda ni la tercera vez que lo hace. No entiendo cómo no hay un valiente en su equipo que se atreva a decirle la verdad: ni el Gobierno de España construyó la autovía minera ni el Principado puede apuntarse el mérito de participar en la construcción de la variante de Pajares. Ponerse la medalla por la variante denota que el Gobierno de coalición carece de un inventario importante de realizaciones propias. Barbón criticó al PP por no apoyar los presupuestos del Principado. No seamos ingenuos, en la docena de comunidades autónomas gobernadas por el PP, el PSOE, desde la oposición, presenta sistemáticamente enmiendas a la totalidad de los presupuestos. Guste o disguste, ese es el juego y lo conocen bien socialistas y populares.

En el cuerpo a cuerpo del debate, el presidente atacó al PP por «negarse a proteger el asturiano y el eonaviego» reformando el Estatuto de Autonomía. Vamos a ver, el bable ya está protegido por ley desde 1998 (Ley de Uso y Promoción del Bable), otra cosa es que los sucesivos gobiernos asturianos se hayan desentendido de esa norma aprobada por el Gobierno de Sergio Marqués. En la anterior legislatura, los socialistas cambiaron de doctrina y abrazaron la cooficialidad amable, siguiendo la hoja de ruta dictada por el presidente de la Academia de la Llingua. Fracasaron y ahora lo intentan por segunda vez. Aquí la caída de la productividad, la farsa de la EBAU y el colapso de la sanidad no importan. El problema es el eonaviego. No lo entiendo, si cruzan el Eo en un territorio que llaman Lugo lo hablan todos.