En un estudio encargado por la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar se calcula que hacen falta 12.000 empleos más para cubrir las necesidades derivadas de atender a las personas mayores y las que tienen discapacidad o dependencia reconocida, sin limitaciones de edad. En otro estudio, realizado en 2022, se decía que en los cinco años siguientes se necesitarían 16.000 nuevos trabajadores. Si a todo lo anterior añadimos las tendencias demográficas publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) para el año 2039, la demanda de cuidados para entonces conllevará la contratación de 20.000 trabajadores.

La Agrupación de las Sociedades Asturianas de Trabajo Asociado y Economía Social (ASATA) ha hecho una radiografía del sector sociosanitario que revela el liderazgo en el mercado de trabajo del grupo de cuidados de larga duración (personas de más de 65 años, discapacitados y dependientes). En los diez últimos años se han creado 4.000 empleos, con un crecimiento anual del 3,6%. Es un sector con fuerte potencial de crecimiento, que todavía tiene un déficit de desarrollo en Asturias, como lo prueba la escasa oferta profesional, sólo por debajo de las que hay en Galicia, Valencia y Baleares.

El sector sociosanitario ha dado un salto empujado por las prestaciones de la dependencia. En diciembre de 2006 se aprobó la Ley de Dependencia y las demandas no han dejado de crecer. En la actualidad hay más de 1,4 millones de personas con dependencia reconocida, en cualquiera de sus tres grados (moderada, severa, gran dependencia), lo que significa beneficios para el 3% de la población. Cambió la mentalidad de la sociedad y desde hace un tiempo se empezó a hablar de la economía de los cuidados, el sector de los cuidados, etc. Hasta entonces había gente sana o enferma, pero no se consideraba la falta de autonomía personal como una situación que debe ser atendida por profesionales y que requiere el aumento de infraestructuras, como geriátricos o centros de día.

El sector sociosanitario es un filón para el empleo. Ahora bien, no creamos que la necesidad, por si sola, va a propiciar la contratación de decenas de miles de personas. Hay que hablar de financiación. Existe un componente privado que tiene limitaciones para seguir el ritmo de crecimiento de la población de la tercera edad. El Principado está enfrascado en un plan de oferta pública que va más despacio de lo previsto. En definitiva, las necesidades están claras, pero no la capacidad de satisfacerlas.