Reunión penosa de los portavoces de la Junta General del Principado (JGP), convocada por iniciativa del PP, para realizar una declaración institucional sobre el sistema de financiación autonómica. No había ninguna prisa en convocarla, porque estamos a mediados de agosto y una vez resuelta la crisis catalana con la formación del nuevo Gobierno monocolor socialista, daba igual que el Parlamento asturiano se posicionara ahora, que al empezar el curso político con la celebración del Día de Asturias. Lo verdaderamente importante era acudir a la cita con un acuerdo amplio en torno a un texto que estuviera a la altura del desafío lanzado por la Generalitat y el Gobierno de España. Nada de eso ocurrió.

El PP llevó un borrador de declaración que criticaba el abandono de Cataluña del régimen común de financiación autonómica y rechazaba el modelo singular de financiación, pactado por PSC y ERC, y avalado por el Gobierno de Pedro Sánchez. Ningún partido parlamentario asturiano debería tener problemas en dar el visto bueno al borrador, pero la izquierda (PSOE, IU-Convocatoria y la diputada Tomé) votó en contra con argumentos tan peregrinos como el expresado por Xabel Vegas (IU-Convocatoria): «Sería un poco extraño que, en una cámara autonómica, en este caso asturiana, hiciéramos una valoración sobre acuerdos que llegan de formaciones de otra comunidad autónoma». Según este señor si en otra región logran que el Gobierno central les otorgue un concierto económico privilegiado que repercute en la caja común y, por tanto, daña a Asturias, hay que quedar callados. Todo un ejemplo de sumisión.

Por su parte, los tres grupos de la izquierda presentaron una declaración totalmente desfasada, dedicada a recrear el texto aprobado por la JGP en el año 2020: reforzar la suficiencia del sistema, recoger en el coste de los servicios las singularidades de Asturias (envejecimiento, orografía, dispersión, etc.). En la actualidad, cualquier pronunciamiento parlamentario sobre el sistema de financiación que orille la soberanía fiscal catalana causa sonrojo. Desde que se aprobó el pacto fiscal catalán, es la primera vez que la izquierda asturiana opta por la corrección política y evita declaraciones que incomoden en Madrid.

Para completar el desastre, el PP criticó fuertemente a los socialistas, pero, al final, apoyó la declaración de la izquierda; según Venta, por coherencia. No querían dar la imagen de romper el consenso sobre la financiación logrado en 2020. De llorar.