El presidente del Principado se refirió, nuevamente, al modelo singular de financiación para Cataluña, pactado por PSC y ERC. Adrián Barbón se movió entre generalidades: «No aceptaré ninguna reforma que perjudique a Asturias»; una afirmación que suscribirían todos los presidentes autonómicos sobre su región, porque no conlleva compromisos concretos. Volvió a hacer hincapié en que la clave del asunto está en la propuesta de financiación que lleve la ministra de Hacienda al Consejo de Política Fiscal y Financiera, y en la reforma de la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas.

En este polémico asunto, hasta la fecha Barbón dio una de cal y otra de arena. Primero se mostró crítico con el pacto fiscal de Cataluña porque permite a esa región salir del régimen común de financiación y recibir un trato privilegiado a través de un acuerdo bilateral con el Estado. Un modelo tan beneficioso para los catalanes, que contarán con más del doble de ingresos de los que reciben ahora. Por no hablar de la posición de dominio que les garantiza, al apropiarse de los medios materiales y económicos que tiene la Agencia Tributaria en Cataluña. Había una gran expectación por conocer la postura del Principado ante el pacto fiscal catalán, y al hacer Barbón las declaraciones la satisfacción fue generalizada.

Unos días más tarde llegó la de arena. En el primer debate parlamentario sobre la cuestión en la Junta General del Principado, el PSOE se presentó con un acuerdo cerrado con IU y la diputada independiente, Tomé, que no decía ni una palabra del modelo singular de financiación de Cataluña, limitándose a recordar los acuerdos sobre financiación autonómica aprobados en la Junta en el año 2020 y la Declaración de Santiago de 2021. Resultó bochornoso observar cómo la izquierda asturiana, liderada por el PSOE, no era capaz de verter ni la más leve crítica sobre el pacto fiscal, con el daño que causa a Asturias. Curiosamente, unos días más tarde, cuando surgió la serpiente del verano, con el supuesto sector crítico en la FSA, desde Ferraz no sólo defendieron a Barbón, sino que le colmaron de elogios y alabanzas, como nunca antes habían hecho.

Barbón pidió al PP nacional que presentara una alternativa al modelo de financiación, algo, que según él es imposible porque cada comunidad tiene unas prioridades distintas. Nada nuevo. En el PSOE ocurría lo mismo cuando lideraba el mapa autonómico. La Cataluña de Maragall y la Extremadura de Ibarra defendían posturas opuestas.