En Viveiro (Lugo) tuvo lugar un encuentro entre los presidentes del Principado y la Xunta de Galicia, Adrián Barbón y Alfonso Rueda, respectivamente. Ambos mostraron sus puntos de vista sobre el sistema de financiación autonómica, con referencias hacia el modelo singular de Cataluña. A Alfonso Rueda no le gusta el modelo catalán de quedarse con el 100% de lo recaudado por la Generalitat. Y lo razona: «si hay tres comunidades que aportan (Madrid, Cataluña, Baleares) y una se va, la quiebra es evidente». En este asunto, Adrián Barbón se limitó a hacer una consideración general: «nadie puede perder financiación». De acuerdo, pero si Cataluña deja de aportar a la caja común, o hace una contribución testimonial, y si el resto de comunidades autónomas reciben más dinero, el Estado se arruinará.
Los dos presidentes coinciden en la mejora del modelo de financiación. Quieren que se implante un sistema que aporte recursos a cada región por el coste real de los servicios públicos que gestiona. En la actualidad se valoran todas las circunstancias de cada comunidad (vejez, dispersión, orografía, etcétera), pero Barbón y Rueda critican que esa valoración esté por debajo del coste real de los servicios que prestan (sanidad, educación, servicios sociales).
Es una batalla difícil porque las grandes regiones están empeñadas en que el reparto de recursos se haga en función exclusiva del tamaño de la población, sin importarle la media de edad de los habitantes, la orografía, la insularidad, etcétera. Sobre el asunto más inmediato de la financiación territorial, la ronda de entrevistas de Pedro Sánchez con los presidentes autonómicos, Barbón adelantó que acudirá a la Moncloa, pero no a negociar el modelo de financiación, porque eso toca hacerlo en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Ahí va a estar una de las claves de la batalla política. De la intervención de Pedro Sánchez en el Comité Federal del PSOE se colige que el presidente del Gobierno da por finiquitada la negociación multilateral y tratará de imponer los acuerdos bilaterales. Todavía es pronto para saber qué formato se utilizará.
Barbón afirmó que está en contra de la competencia fiscal entre regiones: «no es normal que una comunidad baje impuestos y le pida más dinero al Estado». Aquí patina el argumentario del PSOE. Ayuso puede bajar o subir el IRPF a los madrileños, que la contribución a la caja común no varía ni un euro (Madrid aporta el 71,6% de la caja común). Cosa distinta es que, a ella, si los baja, le quedará menos dinero para financiar los servicios de Madrid. Es su problema.