Despedida de los médicos residentes que se formaron en el Huca y el hospital de Cabueñes desde el año 2020. Hicieron el grado de Medicina que se estructura en seis cursos, dos más que el resto de grados de la universidad literaria y científica, como se decía antaño. A continuación, superaron el examen MIR, tras un año de entrega absoluta a preparar la prueba. Luego trabajaron cuatros años en los hospitales, haciendo más guardias que el resto de facultativos. Tras una larga etapa formativa, como no la tiene ningún otro profesional en España, aspiran con casi treinta años a ocupar una plaza de médico especialista en nuestra sanidad.
Aplazo para otro día la interesante cuestión de por qué no se forma con el mismo rigor al resto de universitarios, para pasar a hablar de la movilización de los responsables de la sanidad asturiana (gerentes de áreas, dirección del Sespa) para evitar que los nuevos médicos especialistas se vayan a trabajar a otras tierras. Les han lanzado el mensaje de «todos sois necesarios». Podrían haber ido más lejos: «todos sois imprescindibles». El Sindicato Médico prevé que, de los 220 recientes especialistas, 95 se irán a trabajar a otras regiones. No sirve de nada suplicarles que se queden, si a doscientos o cuatrocientos kilómetros tienen mejores condiciones de trabajo. Si se mira con perspectiva se ve que el problema es tan general como antiguo.
A principios de los años setenta del pasado siglo había una oferta de médicos abundante, hasta tal punto de que se encontraban más de 20.000 galenos en paro. La reacción corporativa de las facultades de Medicina, instrumentada por los rectores, fue adoptar la política de ‘numerus clausus’. El sistema sanitario quería más médicos y aumentó el número de plazas MIR. Llegó un momento en que había más plazas MIR que aspirantes a sacarlas. Para resolver la contradicción el Gobierno extendió la política de la barra libre para la homologación y el reconocimiento de títulos extranjeros. Y se llegó a otro absurdo, aún mayor: en el curso 2011-2012 el conjunto de homologaciones superó al total de recientes licenciados. Para evitar el escándalo se trató de ampliar el ‘numerus clausus’, pero los decanos de las facultades de Medicina fueron a lo suyo: en el curso 2012-2013, el Principado rechazó la petición de la facultad de reducir la oferta de 150 plazas a 125 en primer curso de Medicina, porque había colegiados en paro. Lo mismo sucedió en Salamanca, Extremadura o País Vasco. Y ahora resulta que faltan médicos.