La directiva de Otea, la patronal de Hostelería y Turismo, mantiene la oposición radical a la tasa turística. Considera que si los ayuntamientos necesitan más recursos deberían obtener más ingresos de los impuestos. El Principado va a conceder a los ayuntamientos la potestad de establecer una tasa turística. Los miembros del Gobierno regional se refieren a una tasa voluntaria, pero en algunas declaraciones añaden que el tributo sería para «concejos turísticamente tensionados». En ese caso se reduciría drásticamente el número de municipios habilitados para implantar el tributo. Este debate surge verano tras verano y esta vez, por fin, el Principado ha tomado una decisión. Los concejos costeros que se quejan de no poder pagar la factura de los servicios de salvamento de las playas, las horas extra de la Policía Municipal, etc., ya tienen permiso para cobrar a los visitantes. Ayuntamientos como los de Gijón y Oviedo, con gran número de turistas, ya han dicho que no impondrán la tasa a los forasteros. Creo que muy pocos, o ninguno, de los consistorios aplicará la tasa por miedo a que los turistas vayan a los concejos limítrofes. Ser etiquetado de municipio caro es un hándicap para los establecimientos (hoteles, bares, restaurantes) del sector.

La fórmula de Otea de obtener más recursos a través de los impuestos merece ser conocida con más detalle. Los impuestos municipales de concejos pequeños dan para muy poco. Supongo que los hosteleros se refieren al fondo que reparte el Principado entre los ayuntamientos. En este caso el problema está en que ese dinero es para los setenta y ocho concejos de la región, algunos muy pobres y mucho más necesitados de ayuda que las villas y pueblos marcadamente turísticos, que ven dinamizada su economía con el consumo de los forasteros. Ya lo hemos dicho más veces: cualquier concejo despoblado del suroccidente cambiaría su suerte, a ojos cerrados, por la de Ribadesella, Tapia de Casariego o Cangas de Onís.

Dentro de la búsqueda de ingresos Otea propone que los propietarios de Viviendas de Uso Turístico (VUT) paguen impuestos como los titulares de cualquier actividad económica. Me parece una propuesta correcta, pero debería decir Otea con qué baraja juega: fiscalidad para las VUT o imposibilidad de obtener un rédito de las viviendas con la reforma de la Ley de Turismo que ultima el Gobierno asturiano. Sospecho que a Otea le gusta más la última medida, porque deja a los hoteles sin competencia. El Principado es un gran aliado.