Los sucesivos informes que realiza la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y Exclusión Social en Asturias contienen datos preocupantes. En el último, presentado esta semana en la Junta General del Principado, destaca la elevada cifra de personas que viven en nuestra región en riesgo de quedar socialmente excluidos por falta de recursos. Una de cada cuatro personas está en esa situación. Si se creara una ciudad con las personas que tienen una renta por debajo del umbral de la pobreza, sería la segunda más poblada de la región, solo por detrás de Gijón. Esa supuesta ciudad no sería socialmente homogénea, porque dentro de ella habría barrios sumamente depauperados, donde residirían los 84.000 asturianos que pertenecen a familias con unos ingresos por debajo de los 611 euros. Estos 84.000 ciudadanos ya podrían constituir, ellos solos, la tercera ciudad de la comunidad autónoma, por detrás de Gijón y Oviedo.
Las cifras de la pobreza son muy elevadas, es tanta la gente que apenas tiene ingresos económicos, que integrarla en la sociedad de consumo (los que abominen de esa denominación pueden sustituirla por tener capacidad de compra) conllevará un esfuerzo grande y prolongado en el tiempo. El primer obstáculo para reorientar el rumbo proviene de nuestra visión del problema de la pobreza y su forma de solucionarlo. Una cuestión compleja la queremos resolver con fórmulas simples, volviendo al análisis de ricos y pobres que es anterior al capitalismo, aunque con él dio un salto a través de la dialéctica de la lucha de clases. En el acto de presentación del informe, dijo Juan Cofiño, presidente de la Junta General del Principado, que «la pobreza es sinónimo de desigualdad, en la que estamos instalados». La igualdad es un ideal, sin duda, pero hay sociedades muy igualitarias donde la pobreza afecta al 90% de la población. La búsqueda de la igualdad no atempera la pobreza. El ejemplo de China es clarificador.
En la actualidad, China es el segundo país con un mayor número de millonarios. Entre 2003 y 2013, aumentaron un 93% los millonarios y con ellos la desigualdad. Treinta años antes, China tenía más de un 80% de pobres y el porcentaje de millonarios era ínfimo: una sociedad muy igualitaria. Mientras en el siglo XXI se multiplicaba el número de millonarios, la pobreza en China desaparecía. Desde el año 2022, el umbral de la pobreza extrema está en una renta de 2,15 dólares por día. Pues bien, sólo hay un 0,1% de chinos por debajo de ese umbral. Mañana trataremos la pobreza asturiana.