Si uno visita la web de Sedes se encuentra con que el organigrama de la empresa está cubierto. Quiero decir que todas las áreas (Administración, Área Técnica, Personal, Informática, Servicios Jurídicos, Servicios Inmobiliarios) tienen sus respectivos responsables, pero la empresa constructora y promotora, que forma parte del sector público del Principado, está descabezada. Carece de director o gerente, asumiendo esas funciones, de forma provisional, el director general de Ordenación del Territorio, Ruiz Latierro. No sé cómo se puede compatibilizar el trabajo de número dos de una consejería con las funciones ejecutivas de una empresa que bordea la suspensión de pagos. El 30 de abril se acordó iniciar los trámites para formalizar un crédito de 2,3 millones de euros que liquide las facturas pendientes. En el argot empresarial se emplea un eufemismo, ‘tensión de tesorería’, para quitar dramatismo a una situación tan complicada como la que tiene Sedes.

Ahora bien, como la empresa forma parte de la red de entes, fundaciones, organismos autónomos, etc., del Principado, la valoración del riesgo cambia, por eso la contratación de un gerente no es una tarea urgente. El consejero Ovidio Zapico manifestó esta semana, tras relatar los males de los que está aquejada la empresa constructora, que en los próximos meses se retomará la convocatoria para la selección de un gerente. Entiendo que al citado ejecutivo lo contratarán para una fase posterior, para la ‘nueva normalidad’, como llamaba el Gobierno al periodo que siguió al confinamiento, porque para salvar la suspensión de pagos ya se bastan los políticos.

Sedes tiene dos socios: el Principado, 60% del capital, y Unicaja, 40%. El Gobierno regional tratará de convencer a la entidad financiera malagueña de que asuma parte del crédito, pero si la respuesta es negativa, tocará hacer política de izquierdas, asumiendo el 100% de la operación de rescate. Ovidio Zapico calificaba de «Kafkiana» e «insostenible» la situación de la empresa, pero por ideología hay que reflotarla. Qué papel haría el Gobierno de coalición si deja caer una empresa septuagenaria, tan conocida por miles y miles de asturianos. El pasado año Sedes trabajó más que los anteriores y por eso tuvo unas pérdidas mayores. Esa paradoja de a mayor carga de trabajo, mayor agujero económico me recuerda a una legendaria empresa pública asturiana, que sólo moderaba sus constantes pérdidas cuando los mineros estaban en huelga indefinida.