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Juan Neira

LARGO DE CAFE

NATALIDAD, PRIORIDAD SILENCIADA

Termina el año sin que sepamos el resultado de las políticas del Principado de apoyo a la natalidad. Pasada la parte más dura de la pandemia, cuando el Gobierno de Adrián Barbón pudo hablar de algo más que de mascarillas, lanzó dos iniciativas: en 2020 declaró la guerra a la burocracia, y en el debate sobre el estado de la región de 2021, anunció las ayudas directas para fomentar la natalidad.

La guerra contra la burocracia ha sido hasta ahora un ejercicio propagandístico, porque no se conocen bajas en el funcionariado ni recorte alguno de entes participados por el Principado. Sin embargo, las ayudas directas a la natalidad fueron algo real de lo que tuvo constancia el presupuesto regional de 2022, siendo ampliadas las subvenciones en 2023.

Creo recordar que en la actualidad están en 1.200 euros por el primer hijo y 1.700 por el segundo y siguientes. En los municipios rurales en peligro de despoblación (tener menos de 20.000 habitantes y haber perdido el 10% de la población desde el año 2000), que son la gran mayoría (55 de los 78 concejos de la región), las ayudas casi se duplican al recibir 2.200 euros por el primer hijo.

Resultados
Los partidos a la izquierda de los socialistas –IU y Podemos– eran muy refractarios a dar ayudas directas (nunca les gusta dar dinero a la gente), prefiriendo canalizar los recursos gastados en subvenciones en construir escuelas para niños entre cero y tres años. Al final, las políticas de fomento a la natalidad quedaron sin negacionistas en la Junta General del Principado, pero nunca supimos los resultados (¿Cuántas subvenciones se dieron y dónde? ¿Cambios en la natalidad por zonas?)

Es llamativo que la oposición no se haya interesado por ello. El Gobierno, muy activo cuando se trataba de anunciar el retorno al cheque-bebé (novedad de Areces en Asturias) no ha dicho nada sobre el efecto del estímulo económico sobre los nacimientos. El presidente del Principado advirtió, en 2021, que las políticas de natalidad no daban resultado hasta que transcurriera un plazo mínimo de diez o quince años. Aunque sea preciso que transcurra un periodo largo para evaluar en profundidad la experiencia, no hay excusa para ocultar los datos de cada año.

Hipótesis
Puestos a manejar hipótesis, tras el silencio del Principado supongo que hay unos resultados mediocres. Sería interesante analizarlos, porque la iniciativa del Principado parte del equívoco de creer que es lo mismo luchar contra la despoblación que fomentar la natalidad. Las mayores ayudas se dan para territorios poco poblados y muy envejecidos, que es tanto como decir con escasísimas mujeres en edad de procrear. Los 2.200 euros por el primer hijo habría que ofrecerlos en todos los concejos, grandes y pequeños. Partir de una posición equivocada y con una ayuda económica cicatera puede dar al traste con la iniciativa más interesante del Principado en los cinco años largos de gobiernos de Barbón.

La única medida que, en caso de triunfar, cambiaría el escenario en el que nos movemos los asturianos: los viejos financiando a las familias con las generosas pensiones, el gasto sanitario disparado por la media de edad de la población, los trabajadores del sector industrial sin relevo, la tasa de actividad más baja de España (47,1%), el mayor déficit por pensionista del país (casi 10.000 euros anuales por cabeza), y la región donde se generó menos empleo neto desde que se superó la Gran Recesión; de finales de 2013 a finales de 2022: 14,6 veces menos de puestos de trabajo neto que la media nacional.

Necesitamos aumentar la natalidad. La llegada de inmigrantes, que ha frenado el declive demográfico los dos últimos años, puede ser una ayuda importante (en España hay 150.000 puestos de trabajo sin cubrir), sobre todo pensando en las cuentas públicas, pero es muy difícil que una región o nación repunte por el método de importar población. El futuro será mestizo, sin duda, pero no se podrá afianzar sobre un grupo reducido de nativos envejecidos.

Líderes
Si fracasa el programa de fomentar la natalidad, será por su diseño (ideado para remediar la despoblación) y por la gestión. Muchas veces fracasamos en la gestión. Somos los líderes en renuncias a herencias: 2.479 en el año 2022; diez años antes no llegaban a 900; un récord vergonzoso que se pretende justificar diciendo que los que mueren tienen muchas deudas (no conozco a octogenarios que todavía estén pagando la hipoteca del piso), sin querer reconocer que tenemos el Impuesto de Sucesiones más gravoso de las comunidades autónomas. Somos la región que menos gasta por población dependiente. Hace un mes supimos que, en el parque de viviendas públicas, gestionado por Vipasa, de 129 viviendas chequeadas, en 100 se incumplía la ley: 47 asaltadas, en 42 no se atenían al objetivo de ser vivienda habitual y en 11 las ocupaban desconocidos. No voy a hablar de las largas colas de la sanidad. Y, como último desastre, la Zalia sigue sin energía eléctrica, catorce años después de haber puesto la primera piedra.

Sin repunte de la natalidad, la región no tendrá solución.

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por JUAN NEIRA

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