El cambio realizado por Adrián Barbón, colocando a Nieves Roqueñí en la presidencia de la Autoridad Portuaria de Gijón y dando entrada en el Ejecutivo a Belarmina Díaz, como nueva consejera de la Transición Ecológica, Industria y Desarrollo Económico, ha sido mal recibido por IU, su socio de Gobierno. El líder de esta fuerza política, Ovidio Zapico, se ha sentido molesto por haberse enterado «minutos antes que los medios de comunicación» del nombramiento de Belarmina Díaz. La prueba del malestar es la convocatoria «urgente» de la dirección regional de IU para analizar el lunes la situación.
Si la ofensa fue el viernes y la respuesta será el lunes, no parece que esta última sea producto de la urgencia, habida cuenta de que los dirigentes de IU viven en Asturias y no hubiera sido muy difícil reunirse el sábado para dar una réplica contundente a Barbón desde los titulares del domingo. Cumplida la cortesía de informar primero al socio y, luego, a la sociedad, el proceder de Barbón es el mismo que en anteriores ocasiones. No sé cuánto tiempo debería haber transcurrido entre la información reservada y el anuncio al millón de asturianos para que la susceptibilidad del grupo minoritario no se hubiera manifestado. En cualquier caso, ya se ha puesto en marcha la ceremonia del consenso, con contactos entre la vicepresidenta del Gobierno y el coordinador general de IU.
Que el presidente del Principado haya hecho uso de sus competencias no puede ser motivo de grave discrepancia; otra cosa es el recelo de IU ante la nueva consejera por su criterio favorable hacia el desarrollo de la energía eólica marina, como ha dejado constancia durante el desempeño del cargo de directora general de Energía y Minería. Al parecer, IU teme que la nueva consejera se acoja a la Ley de Proyectos Estratégicos, recientemente aprobada, para eludir determinadas exigencias relacionadas con el medio ambiente. En principio, las leyes se aprueban para ser aplicadas. En las últimas legislaturas IU se ha caracterizado más por frenar o dificultar iniciativas energéticas e industriales que por propiciarlas. El abuso de la burocracia es una forma eficaz de frenar la actividad económica. Como ya se ha puesto en marcha la ceremonia del consenso todas las discrepancias quedaran reducidas a aspavientos teatrales. Nada sería más perjudicial para los intereses regionales que la tensión entre los socios se resolviera dejando cosas sin hacer. Hay gente que está en política para vetar, que ahora lo llaman blindar.