El primer día del presente año Asturias contaba con 1.014.122 habitantes. Una noticia excelente. La senda del crecimiento demográfico, iniciada hace dos años y medio, continúa. En diciembre de 2021 había 1.004.686 habitantes en la región, tras perder 7.106 en los doce meses anteriores. Todo indicaba que, al año siguiente, en 2022, íbamos a descender por debajo del millón de habitantes y uno de los partidos parlamentarios orientó todo su discurso a salir del pozo en que habíamos caído. Al final, no llegamos a estar nunca por debajo del millón. El crecimiento sostenido se debe a la llegada de inmigrantes. En la actualidad hay 67.620 extranjeros en la región. El 6,6% de la población. En realidad, hay más personas venidas de fuera de nuestras fronteras, ya que muchos de los inmigrantes se han nacionalizado, por eso computan dentro del conjunto de 946.492 españoles que habitan Asturias.

Si la llegada de inmigrantes es relevante en términos cuantitativos, más lo es interpretada cualitativamente. En los menores de 19 años hay un 8,5% de extranjeros. De los ciudadanos comprendidos entre los 25 y 34 años, el 16% son extranjeros. Si ampliamos el campo de observación nos encontramos con que en todas las edades comprendidas entre los 20 y 44 años hay más de un 10% de personas llegadas de fuera de España, principalmente de Colombia, Venezuela y Marruecos. Si ascendemos por la pirámide de edad vemos que, entre los mayores de 65 años, sólo hay 1,5% de extranjeros. La distribución por edades de la población inmigrante se adecúa a los intereses regionales. Es marcadamente joven, muy concentrada en las edades de mayor oferta laboral, y la más propicia para la formación de familias. En definitiva, mano de obra para garantizar el relevo laboral en empresas industriales y, sobre todo, en los negocios medianos o pequeños del sector servicios, con potencial contribución al aumento de nacimientos. Mientras no crezca la tasa de natalidad el declive demográfico seguirá siendo la amenaza más grave para el futuro de Asturias. El año pasado hubo un leve repunte de nacimientos (2,6%), que debe subrayarse porque desde 2011 es la segunda vez que hay más nacimientos que el año anterior.

El punto de inflexión en la curva demográfica se debe al aumento de trabajadores empleados. El 31 de diciembre había en Asturias 429.600 personas ocupadas, la cifra más alta del cuarto trimestre desde 2008. Si hay trabajo la gente viene, si aumenta el paro, marcha. Por eso el empleo debiera ser la gran prioridad.