El Gobierno regional presentó, en rueda de prensa, las modificaciones fiscales que Adrián Barbón ya había adelantado en la Junta General del Principado. Para dar una mayor importancia a las novedades, el consejero de Hacienda, Guillermo Peláez, estuvo acompañado por la vicepresidenta Gimena Llamedo y Ovidio Zapico, consejero de Ordenación del Territorio y representante de IU en el Gobierno.
Peláez resaltó que, con la alteración de los tipos impositivos, todos los contribuyentes con unos ingresos inferiores a los 35.000 euros obtendrán una ganancia de 119 euros. Hizo mención a otras variaciones en los tramos del IRPF: la bajada de un punto para las rentas más bajas (por debajo de los 12.450 euros) y la subida de medio punto a las rentas más altas (por encima de los 175.000). Al concretar en euros las modificaciones de los impuestos es cuando se aprecia que los cambios son mínimos. El modelo fiscal no se altera.
Interesa resaltar dos particularidades; la bajada del tipo fiscal para las rentas más bajas no es producto de una reflexión del Gobierno, ni siquiera de una petición sindical o de colectivos sociales, sino fruto de la rebaja de la fiscalidad en Cataluña para los más pobres, que forzó un movimiento mimético en el Principado al quedar en una posición muy desairada por ser la comunidad autónoma que ponía un mayor gravamen a los desfavorecidos. La segunda particularidad es tan rebuscada como singular: el consejero afirmó que la subida del 0,7% a los ciudadanos que tienen unos ingresos entre los 33.000 y 53.407 euros es para evitar que tengan beneficio fiscal los que ganan más de 55.000 euros. Estamos ante un nuevo paradigma fiscal: se suben los impuestos a los que tienen rentas medias para que a los acaudalados les resulte más onerosa la factura fiscal. Con esa mentalidad no se puede hacer una reforma fiscal. Los impuestos se aprueban para financiar actividades públicas no para penalizar a los contribuyentes. No es de recibo aprobar subidas de impuestos a los estratos medios de la sociedad, como un mero instrumento para que paguen más los ricos.
En esa filosofía se incluye un cambio en el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales. Se duplicará el gravamen en las compras de inmuebles cuando el adquirente sea «un gran tenedor». En las zonas tensionadas (Gijón, Avilés, Langreo, etcétera) se trata de cualquier propietario de más de cinco viviendas. Es más importante penalizar que recaudar. Los impuestos se convierten en una herramienta para reconducir a la sociedad.