Tercer día de huelga en la educación asturiana no universitaria. Lo más llamativo no es el alto porcentaje de seguimiento del paro, sino la movilización tan numerosa en las calles. Las concentraciones tienen lugar en Oviedo, donde están las sedes institucionales del Principado; muchos maestros y profesores se desplazan todos los días desde otras ciudades asturianas. Hay ganas de reivindicar mejoras en la enseñanza y la moral de los huelguistas es alta.

Bastó que miles de maestros firmaran un manifiesto pidiendo la unidad sindical para que las cinco organizaciones (CC OO, SUATEA, UGT, CSIF, ANPE) que integran la Junta de Personal Docente hayan olvidado sus diferencias (había tres convocatorias de huelga distintas) y se presenten unidas hoy para negociar con la Consejería de Educación. Lydia Espina y su equipo, sentados al otro lado de la mesa, tienen un reto muy difícil: desactivar la protesta.

Una vez que el presidente Barbón anunció que la jornada escolar de los meses de verano vuelve a ser la tradicional, la demanda a satisfacer es muy amplia, empezando por la equiparación salarial con otras comunidades autónomas y siguiendo por el aumento de maestros y profesores de pedagogía terapéutica, la reducción del número de alumnos por aula en la educación Infantil, el aumento de los auxiliares educativos, la consideración de la carrera docente como un complemento consolidado y un largo etcétera. Son muchas exigencias de contenido heterogéneo y, en conjunto, de costosa financiación. La consejera puede optar por decir que sí a todo, pero los sindicatos quieren que ese todo se cumpla ahora. Imposible o casi. Hace un mes hubiera sido mucho más fácil negociar las reivindicaciones, porque las aguas estaban calmadas, pero desde la Consejería de Educación, con una ligereza propia de políticos amateur, hicieron todo lo necesario para soliviantar al personal.

La reunión de hoy está muy condicionada por la movilización. Está en el ánimo de todos los actores relanzar la huelga indefinida en toda la enseñanza no universitaria para crear un escenario nunca visto en el sector de la educación pública en Asturias. Estamos en una situación en que son las camisetas negras las que conducen a los sindicatos, no los sindicatos a ellas. Para el domingo hay convocada una manifestación que saldrá de la estación de Renfe, con toda la calle Uría por delante para hacer una demostración de fuerza. Supongo que el presidente del Principado será consciente de lo que hay en juego.