Una encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en el pasado mes de marzo sobre elecciones autonómicas y municipales en Asturias, arroja unos resultados en consonancia con los sesgos acostumbrados en los sondeos de carácter nacional.
En el supuesto de elecciones generales, el PSOE sería la primera fuerza, con 9,5 puntos porcentuales de ventaja sobre el PP. Hace dos años, en las últimas elecciones al Congreso de los Diputados y al Senado, el PP fue el partido ganador en nuestra región. Desde entonces hasta hoy, el PSOE ha atravesado un largo periodo de penalidades entre escándalos de corrupción, aprobación de leyes controvertidas y bloqueo parlamentario que no permiten pensar en un renacimiento electoral. Otro dato chocante en la encuesta es el que sitúa a Sumar por delante de Vox en la circunscripción asturiana, cuando todos los sondeos colocan a Vox cerca de su máximo histórico, mientras Sumar se diluye de día en día.
En la encuesta autonómica, la victoria del PSOE sería aún más destacada que en los comicios nacionales, con once puntos por encima del PP. Cabe recordar que en las últimas elecciones autonómicas hubo cuatro puntos de distancia entre los dos principales partidos y dos escaños de diferencia. La bajada del PP sería seguida de un fuerte descenso de Vox, así que la transfusión de votos de la derecha a la izquierda adquiriría una dimensión notable, ante la imposibilidad de explicar los resultados por la desmovilización del electorado de la derecha, cuando la tendencia es la contraria.
Todos los datos de la encuesta empequeñecen cuando al investigar sobre el presidente preferido por los asturianos nos encontramos con que Adrián Barbón cuadriplica los apoyos de Álvaro Queipo (PP). Si bien es cierto que hay un porcentaje alto de indecisos, pensar que el líder de la derecha solo sea preferido por el 8,3% de los asturianos es excesivo. La cuestión de las preferencias entra de lleno en el esperpento, al preguntar a los encuestados sobre el cambio de presidente. El 47,8% quiere que marche Barbón y el 41,8% prefiere que siga. ¿En qué quedamos? ¿Damos por bueno que Barbón es el preferido para gobernar, cuando acumula más rechazos que apoyos? Para casar los resultados habría que introducir la hipótesis de la superlativa incoherencia del electorado asturiano y su total incongruencia para que la suma de los déficits de lógica y de armonía convierta a la región en un territorio tan imprevisible que ni el mismísimo CIS logra cuadrar.