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Juan Neira

LARGO DE CAFE

CARA DE FEIJÓO, CRUZ DE SÁNCHEZ

El sábado, 5 de julio, estaba marcado en el calendario para los dirigentes, militantes, simpatizantes y votantes del PP. Congreso anticipado, convocado por Feijóo, para realizar los ajustes que no se había atrevido a acometer antes, y encarar la segunda parte de la legislatura que pronto (mañana mismo) o tarde (julio de 2027) va a desembocar en elecciones generales. Para contraprogramar (fastidiar) Pedro Sánchez convocó al Comité Federal del PSOE, convirtiendo el día de ayer en un festival de políticos, con todos los dirigentes de las dos grandes formaciones concentrados en Madrid.

Al PP le alcanzaba la brisa de las encuestas favorables (todas, menos la de Tezanos), mientras que en el PSOE todo giraba en torno a un Pedro Sánchez más delgado que nunca tratando de hacer un ajuste orgánico que sirva de apaño para mantener la alianza con los socios parlamentarios y ganar el perdón de la opinión pública. Uno lo tenía más o menos fácil (Feijóo) y el otro (Sánchez) más difícil que nunca, por carecer de crédito y avales.

Ruina
Esbozado el guion, sucedió lo impensable a primera hora de la mañana. En una web se empezaron a publicar manifestaciones de mujeres que habían trabajado con Paco Salazar, acusándole de «comportamientos inadecuados» (comentarios obscenos, ofrecimientos a quedarse a dormir, etcétera). El dirigente más cercano al presidente del Gobierno, a punto de estrenar su cargo de adjunto a la secretaria de Organización del PSOE, quedaba convertido en ruina política por morder la misma manzana que los de la trama de las adjudicaciones de obra. Entre acusaciones más o menos anónimas, destacaba la figura de Adriana Lastra, que declaraba «inapropiado el nombramiento de Paco Salazar, como adjunto a la Secretaría de Organización». Adrián Barbón no podía respaldarla por estar de baja, víctima de una infección bacteriana. Hacía mucho tiempo que los representantes de la Federación Socialista Asturiana no se limitaban a seguir en el Comité Federal el discurso oficial que brota del hiperliderazgo.

Capitán
Un día antes se había reunido Pedro Sánchez con un grupo de mujeres socialistas, con cargos de responsabilidad en el partido y las instituciones, para lanzar el mensaje subliminal de que en el socialismo los ‘ábalos’ y ‘koldos’ son la excepción, y los hombres correctos, empáticos, feministas y progresistas constituyen la norma. Toda esa esforzada tramoya no sirvió de nada, porque ante el Comité Federal del PSOE, reunido para castigar a los clientes de los prostíbulos, entre otros fines, surgía una nueva insinuación sexual de las entrañas del aparato. ¿Qué iba a hacer ahora Sánchez? ¿Volver a pedir perdón? ¿Decir que era otro caso puntual, como los tres anteriores? ¿Prometer que la cúpula del partido es honrada, honesta y limpia? ¿Presumir de expulsar inmediatamente a los infractores?

Paco Salazar dimitió de sus cargos en el partido y en el Gobierno. Hasta la fecha, cada vez que se localiza un dirigente con comportamiento inadecuado, Sánchez depura el entorno. El resultado de esa actuación es que el círculo más cercano al presidente del Gobierno ha quedado deforestado. La excepción a la purga es Pedro Sánchez, que no ha quedado contaminado, ni viajando en coche con todos ellos, ni elaborando la estrategia en grupo. Un sábado muy triste para el capitán.

Centro
En el XXI Congreso Nacional del PP no hubo sorpresas. En la víspera ya se había producido el gran cambio al poner el partido en manos de Miguel Tellado. Seguro que Feijóo lo hizo pensando en la batalla electoral. Hacer un análisis de nombres y cargos no permite vislumbrar el futuro.

Feijóo no quería un congreso de debates y fijación de doctrina. Lo logró, nadie se desvió del guion, pero habrá que tomar decisiones más allá de pactar abstenciones o apoyos a los proyectos parlamentarios.

Con una frase lo dijo todo: «ni izquierda ni derecha». Hace mil años un periodista de Oviedo repetía en la radio, «ni capitalismo ni comunismo». Licencias anarcoides que permitía el franquismo. Sólo queda el centro, espacio ambicionado por todos los dirigentes españoles de la derecha: Suárez, Calvo Sotelo, Fraga, Aznar, Rajoy, Casado, Ribera. El centro vale para hacer política de derechas con una etiqueta más amable para el público.

Feijóo publicitará el centro y la izquierda replicará con los pactos del PP con Vox. Quiero decir que las etiquetas son puro nominalismo, un instrumento eficaz para periodos cortos de tiempo, como las campañas electorales, pero luego hay que entrar en materia. Por qué no se discutió en el congreso el derecho que tiene el PP para pactar con partidos que respetan la Constitución, cuando le falten escaños para gobernar.

Uno se refugia en el centro y el otro pacta con partidos que quieren diluir España en el marco confederal. Illa se reúne cuatro horas con Sánchez y no sabemos en qué fase está la Agencia Tributaria de Cataluña. ¿Cuándo irá el sustituto Cerdán a pactar con Puigdemont un Consejo General del Poder Judicial para Cataluña? ¿Cuándo enviarán algún inmigrante a Cataluña o el País Vasco?

El discurso de cierre fue impecable, pero hay que hacer política, señor Feijóo. Y sobran ambigüedades con respecto a Junts. Si todo sigue su curso habrá una mayoría para un gobierno decente, sin mordidas ni tratos degradantes.

Cómo lamento que en su día no haya dedicado Manolo Escobar una canción al centro político. Para evitar tentaciones.

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por JUAN NEIRA

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