El pleno parlamentario extraordinario para debatir sobre la soberanía fiscal de Cataluña se ha convertido en una doble sesión sobre el mismo tema; el primer pleno seguirá el orden del día propuesto por el PP, con un análisis de las consecuencias que acarrearía para Asturias el pacto fiscal si se lleva a la práctica, y la votación de una declaración que rechaza la financiación singular alcanzada entre el Gobierno y la Generalitat. A continuación, tendrá lugar un segundo pleno, con el orden del día propuesto por el PSOE, que consiste en debatir y votar la declaración aprobada hace un año, cuando llegaron PSC y ERC al acuerdo sobre la soberanía fiscal. La principal amenaza que se cierne sobre la financiación de los servicios públicos asturianos no parece que sea suficiente motivo para que los dos principales partidos de la región se pongan de acuerdo en el orden del día que debe tener un pleno de la Junta General del Principado para debatir sobre la cuestión. Si no son capaces de acordar los asuntos que se van a tratar y votar en el Parlamento, cómo van a actuar juntos cuando la situación exija una respuesta firme, como región, ante los pasos que den los gobiernos de España y Cataluña para romper el modelo de financiación del régimen común. El PP tiene que entender que en esta cuestión el rival a batir no es el Gobierno asturiano, ni el PSOE, sino los firmantes del pacto por la soberanía fiscal de la comunidad catalana.
Por su parte, los partidos que forman el Gobierno de coalición de la izquierda (PSOE,IU, Convocatoria por Asturias) deben entender que limitarse a reivindicar la Declaración de Santiago y los acuerdos alcanzados en el pasado en el Parlamento no pasa de ser una forma de evitar posicionarse nítidamente sobre la decisión del Gobierno de Pedro Sánchez de apostar por un modelo de financiación asimétrico, donde Cataluña disfruta de privilegios a costa de las comunidades autónomas con menos recursos.
En el cruce de declaraciones previo a los plenos convocados, Guillermo Peláez insistió en que el PP debe volver al consenso, apoyando la proposición de ley que presentarán los diputados de la izquierda. No hay tal consenso. Lo hubo en el pasado. Hay tres grupos de izquierda (23 escaños) que prefieren ganar tiempo reafirmándose en acuerdos de hace años y otros tres grupos de derecha (22 escaños), que como en el resto de regiones, abominan del modelo de financiación singular. El reto de alcanzar el consenso obliga a todos a abandonar apriorismos y descalificaciones.