La larga sesión parlamentaria en la Junta General del Principado, con dos plenos sucesivos sobre el acuerdo de financiación singular de Cataluña, el primero convocado por el PP y Foro y el segundo por las fuerzas de izquierda, terminó con el apoyo a la proposición no de ley presentada por la izquierda que elude atacar el acuerdo entre el Estado y la Generalitat, pero contiene algunos elementos que imposibilitarían desarrollar la soberanía fiscal catalana.

En esta legislatura, en el Parlamento asturiano, los grupos mantienen un férreo alineamiento ideológico, visible en los plenos, aunque expresado con menos virulencia que en el Congreso de los Diputados, entre otras razones porque allí hay muchas más sesiones de control del Ejecutivo y los ánimos están más sobresaltados. En la Junta General del Principado, en las cuestiones sustanciales, el bloque de izquierdas reúne 23 votos y el centroderecha, 22. Dio la casualidad que esta vez la diputada de IU, Delia Campomanes, no pudo acudir al Parlamento porque se encontraba en Cuba.

Los portavoces de la izquierda conocían esta circunstancia; eran conscientes de que para sacar una proposición adelante debía haber algún entendimiento con PP, Foro, o con los dos. Pues bien, para asombro de los observadores, los portavoces actuaron con la misma dureza que en cualquier otro pleno que tienen garantizada la mayoría absoluta. El sectarismo inoculado en esta etapa de polarización es tan dañino que no pueden evitar que afecte negativamente a sus intereses. En el primer pleno hubo tres votaciones, con tres empates (22/22), y la proposición del centro-derecha quedó automáticamente rechazada. En el segundo pleno, cuando PP y Foro podían pagar al Gobierno con la misma moneda, optaron por votar a favor de la propuesta de la izquierda, aun siendo mucho más descafeinada. Era necesario llegar a un consenso para que el Gobierno de Pedro Sánchez sepa que Asturias rechaza el cambalache con la Generalitat, pero socialistas y aliados prepararon unos discursos propios del que va a utilizar el rodillo con la oposición. Sin embargo, Álvaro Queipo (PP), Luis Venta (PP) y Adrián Pumares (Foro) pusieron los intereses generales de la región por delante de los de sus partidos, que hubieran salido beneficiados con la derrota de la izquierda. La derecha asturiana dio una lección, difícil de olvidar, al Gobierno de coalición de la izquierda.

En un día de obligado consenso, el bloque de la izquierda no movió un dedo en busca del acuerdo.