Aunque nuestra población se mantiene estable y las competencias del Principado son las mismas, el personal autonómico crece sin tregua. Por la vía de los hechos, este Gobierno, y los anteriores, nos muestran que necesitan más personal para satisfacer sus objetivos y las demandas de ciudadanos y empresas. El crecimiento viene ya del siglo XX, pero se ha acelerado en los siete años en que lleva Adrián Barbón al frente de la región.
La nómina del Principado ha aumentado en cerca de 5.800 trabajadores, lo que supone una subida del 15,6%. Los grandes servicios públicos, sanidad y educación, son los principales protagonistas del crecimiento. Desde 2019, la sanidad asturiana cuenta con 2.522 nuevos trabajadores (incremento 16,7%). La educación también contrataba a más personal, pero en el proyecto de presupuestos para 2026 da el salto definitivo, al anunciar la contratación de 1.295 nuevos empleados ¿Qué decir de todo esto?
Sería estupendo poder contar con un número ilimitado de trabajadores, pero ningún input lo es. Unas veces no hay más empleados con la cualificación que se necesita, otras suponen un menoscabo económico ampliar la nómina. En el Principado no abundan estas reflexiones. Para empezar las contrataciones del personal se hacen a bulto («quiero cien más», «exijo 300 plazas de especialistas en Pedagogía Terapéutica y Audición y Lenguaje») o son producto de una vieja mentalidad que consiste en convertir un presupuesto en progresista si conlleva una elevación en las contrataciones.
El plato fuerte del próximo presupuesto está en la educación. Los 1.295 nuevos trabajadores son producto de una huelga que se pudo terminar a través de un pacto del Principado con todos los sindicatos, excepto CSIF. Los sindicatos exigieron el aumento de las plantillas y el Principado aceptó. No fue fruto de un trabajo previo del Gobierno, sino de un pulso entre unos y otros como suele pasar con los salarios, pero en este caso se extendió sobre la estructura de la plantilla. Al final, el mensaje fue el de siempre, «el pacto refuerza la educación», aunque quizás sería más preciso decir que refuerza a la Administración.
Y llegamos a un punto clave. Los gobiernos ganan poder y control del territorio cuanto más grande es la plantilla. El músculo del Gobierno está en la plantilla. Eso se ve sobre todo con el personal de confianza, el que más aumentó en la etapa de Barbón. Cuando la Administración es muy grande (muchos funcionarios) el poder es absoluto. ¿Es preciso poner ejemplos?