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Juan Neira

LARGO DE CAFE

EN EL CAMINO CORRECTO

El Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa) ha presentado sus previsiones sobre la evolución de las listas de espera a lo largo del año. Espera realizar más de 70.000 operaciones quirúrgicas, lo que supone casi un 20% más de las que se hacían en los últimos años; para ello pretende que cada mes, de media, haya un incremento de 500 intervenciones. Los medios para lograr esas metas son los que dicta el sentido común: convertir las tardes en tiempo hábil para utilizar los quirófanos, ampliar los conciertos con la iniciativa privada y derivar los pacientes de unas áreas sanitarias a otras para gestionar de forma conjunta los picos de demanda. En las jornadas de tarde también se practicarán pruebas diagnósticas y se realizarán consultas con médicos especialistas, normalmente solicitadas desde la Atención Primaria.

Las listas de espera han mejorado desde el pasado verano y de una forma más clara en los últimos meses. El Sespa opta por pasar de los planes de choque a los planes estructurales, que es una forma de reconocer que la brega contra la espera es una tarea permanente, no ocasional. Todo esto se podía haber hecho hace diez años, pero la Administración siempre responde con lentitud. La primera clave pasa por incrementar el presupuesto para rebajar la espera. En el presupuesto del Principado para 2024 hay una reserva específica de 57 millones para reducir las listas. Los sucesivos gobiernos regionales fueron cicateros a la hora de destinar dinero al trabajo de tarde, como si las horas extra no fueran una medida que se toma en todos los centros de trabajo cuando no se puede atender la demanda en el horario ordinario. Una segunda clave son los conciertos con la sanidad privada, que se van a ampliar. Sólo trasnochados prejuicios ideológicos impidieron que el Sespa recurriera en mayor medida al sector privado. Aquí cabe aplicar la máxima de Deng Xiaoping: «Gato negro o gato blanco, lo importante es que cace ratones». Bastante le va a importar a un paciente si le extraen la vesícula en un hospital público o privado, siempre que la operación esté dentro de los servicios que ofrece habitualmente el hospital. El traslado de las intervenciones de una a otra área sanitaria, según la carga de trabajo, es algo elemental, que sólo se puede discutir desde la rigidez de los razonamientos burocráticos.

La sanidad asturiana está en el camino de superar su principal asignatura pendiente, que son las desesperantes listas de espera que degradan la asistencia sanitaria.

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por JUAN NEIRA

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