La Conferencia de Presidentes no ha acabado como el rosario de la aurora, que era uno de los tres posibles desenlaces que planteábamos ayer en estas líneas, sino que ha seguido la segunda opción que esbozábamos: «Reconducción de la discusión hacia una próxima cumbre donde se tratarán las cuestiones apuntadas». El tema principal de la reunión fue el modelo de financiación autonómica, quedando relegado el problema de la vivienda. Los presidentes de las comunidades del régimen común tienen justificados recelos del modelo singular pactado para Cataluña por los socialistas con ERC. La intervención de Salvador Illa, asumiendo que el nuevo modelo se discuta entre todos (negociación multilateral) y que se apruebe en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, sirvió para que la conferencia no se quedará atascada en el terreno de los prejuicios.
El presidente del Gobierno se reservaba una exclusiva para el pleno de la conferencia: negociar el próximo mes de enero la quita de la deuda contraída por las comunidades autónomas a través del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). La promesa sobre la condonación de la deuda surgió cuando el Gobierno y ERC pactaron una quita del 15% de la deuda catalana, que es la mayor en términos absolutos y está en el entorno de los 90.000 millones. Recortar deuda supone un alivio para todos los gobiernos autonómicos, pero sobre todo para los que tienen un volumen de deuda superior al 30% de su PIB (Valencia, Castilla-La Mancha, Murcia, Cataluña). Aunque son cuestiones distintas, el modelo de financiación y la quita de deuda están relacionados, porque el servicio de la deuda es un gasto que puede llegar a convertirse en el mayor problema económico de un gobierno, como ocurre en Valencia, donde la deuda impide dedicar más respaldo a políticas sociales: el gasto sumado en sanidad, educación y servicios sociales no supera el 55%, mientras que en Asturias es del 66,9%. En definitiva, Pedro Sánchez lanzó el anzuelo para seguir la discusión sobre los recursos de las comunidades. García-Page pidió que en tres meses presentara el Gobierno un borrador sobre el sistema de financiación autonómica.
Finalizada la cumbre, el presidente que se mostró más optimista fue Barbón: cree que «de esta va» el nuevo modelo de financiación; considera que Sánchez asume las exigencias asturianas (blindar el principio de solidaridad y aceptar el concepto de población ajustada) y espera que el Gobierno haga una propuesta de condonación de deuda. ¡Mejor imposible!