El PP presentó una enmienda a la totalidad del proyecto de ley de ajuste fiscal, que se basa en una crítica a la subida de impuestos y a la bajada del sueldo a los funcionarios. El partido de la oposición considera que es un error aumentar los tributos, al argumentar que lo que necesita Asturias es una disminución de impuestos para que aumente el consumo. Con el mismo razonamiento descalifica la rebaja del salario de los empleados públicos, porque repercutirá en un descenso de la demanda de bienes y en retrasar la salida a la crisis. El PP asegura que se deben tomar otras medidas para reducir el déficit público, como cerrar empresas públicas y reducir el número de altos cargos. La bajada de impuestos es un ‘mantra’ en su discurso.
Desde Rajoy hasta el última militante repiten la fórmula convencidos de que con unos tipos impositivos más bajos la recaudación aumentaría. Más que basar el aserto en un argumento teórico, apelan a la experiencia: Aznar redujo los tributos y obtuvo más ingresos. Cuando la economía está al alza sucede lo que dice el PP. Ante las buenas expectativas la gente no ahorra, sino que se endeuda para consumir viviendas, coches, viajes, joyas, etcétera. Una bajada de impuestos es un estímulo para consumir más. Sin embargo, cuando la economía está en recesión, como ahora, la bajada de impuestos sólo sirve para aumentar el ahorro, sin que repercuta en el consumo. El Principado prevé recaudar 250 millones de euros menos que en 2009, y si se bajaran los impuestos el desfase entre gastos e ingresos sería aún mayor. Pero si el PP quiere práctica en vez de teoría, sólo tiene que mirar hacia el mundo desarrollado donde la subida de impuestos es generalizada, incluso gobiernos de derechas, como el de Cameron, que nada más llegar al poder subió el IVA.
La rebaja del sueldo a los funcionarios también se practica fuera de nuestras fronteras (Irlanda, Alemania, Grecia). El impacto en el consumo será moderado, porque son trabajadores con el puesto de trabajo asegurado, así que no tienen miedo al despido que es lo que estimula el ahorro. Es una de las medidas más eficaces para reducir el déficit público. En los dos años de crisis sucedió algo absurdo: dos millones de parados y 100.000 nuevos funcionarios. En lo que lleva razón el PP es en la necesidad de reducir las estructuras administrativas.