En la primera jornada del debate sobre el estado de la región el protagonismo recae en el presidente del Gobierno que interviene en solitario para mostrar la realidad asturiana en sus diversas facetas. Adrián Barbón eligió un tipo de discurso corto, de una hora, que es muy de agradecer por todos aquellos que siguen las andanzas de la política asturiana, pero no tienen capacidad para digerir intervenciones plúmbeas. Como no hay receta perfecta, el discurso corto tiene el inconveniente de permitir a los rivales decir desde la tribuna, «usted no dijo ni una palabra de tal tema». Para evitar esa crítica fácil, Barbón tocó una amplitud de cuestiones, pero dedicando un tiempo muy reducido a cada una, lo que lleva, al final, a caer en formulaciones esquemáticas. Espero que el debate de hoy permita tratar los temas de verdadero interés con más hondura.
En la mayoría de los asuntos tuvo tiempo para lanzar una pulla a los partidos de la derecha –aunque no los nombrara era fácil colegir el destinatario– y mucho de los temas los cerró anunciando una ley para arreglar la problemática esbozada. Me admira la fe que tienen los presidentes socialistas en solucionar los problemas con leyes. Tenemos un stock de legislación sobrante, o redundante, inmenso. Añadamos a ello, que la gran mayoría de anuncios no se ejecutan porque nuestro Parlamento tiene una capacidad de producción muy limitada.
Barbón sólo empleó el tono enérgico para referirse a la prórroga del peaje del Huerna. Dijo que Aznar no había pedido perdón, que era una causa justa y que antes de que acabe el año solicitará de la Comisión Europea que anule el peaje. El punto débil de su planteamiento es que no dice ni una palabra del ministro, Óscar Puente, que es el responsable de que se siga pagando. En este asunto, seguro que la oposición va a usar hoy munición del calibre quince y medio.
En la cuestión candente de la vivienda, criticó que la derecha vea en ella un negocio y tenga una confianza ciega en el libre mercado. En realidad, la confianza ciega en el intervencionismo es lo que hace que la oferta se haya difuminado. Creer que convirtiendo a la buena gente de IU en el gran ‘casero’ de la región se va a resolver el déficit de vivienda es una quimera.
Por primera vez Barbón hizo una referencia larga sobre la educación en el debate sobre el estado de la región. En resumen, Barbón empleó la estrategia de nombrar todos los asuntos sin mostrar las cartas. Eso mismo hace con las preguntas de la oposición en los plenos. Apuesta por la réplica de la réplica.