Ovidio Sánchez se ha entrevistado con Mariano Rajoy. En la reunión, el máximo dirigente del partido le ha comunicado al líder asturiano la candidatura de Álvarez-Cascos y le conminó a forjar el consenso en torno al candidato. La cúpula del PP puso a Ovidio Sánchez ante la disyuntiva de aceptar el encargo o dimitir. El intento del líder asturiano de pasar la patata caliente a Génova resultó baldío.

Desde estas líneas, varias veces hemos expuesto, a lo largo del presente mes, que el plan de Rajoy no podía ser otro que proponer la candidatura del ex ministro, y tratar de forzar un acuerdo en el PP asturiano a partir de los órganos de dirección regionales, presididos por Ovidio Sánchez. La opción de Álvarez-Cascos no resulta negociable para Rajoy, así que Ovidio Sánchez y los caciques municipales que abrieron las hostilidades tienen que decidir si prefieren ubicarse dentro del plan de la dirección nacional o quedar marginados.

Hasta la fecha, Ovidio Sánchez ha hecho dejación flagrante de su responsabilidad, inhibiéndose de convocar los órganos del partido y permitiendo que los caciques hablaran en su nombre. El mandato de Rajoy es concreto y suficientemente importante para que se lo traslade a los tres o cuatro dirigentes levantiscos que han proyectado una imagen del PP lamentable a ocho meses de las elecciones autonómicas. El líder asturiano está moralmente obligado a intentar el consenso, aunque no es la persona más dotada para hablarle con autoridad a Gabino de Lorenzo.

En un partido, como en una empresa, la autoridad está para ejercerla. Ovidio Sánchez permitió que se produjera un vacío de poder, y en Génova le han puesto ante su responsabilidad. El plan ya está trazado, ahora está en manos de Ovidio Sáchez, Gabino de Lorenzo y dos o tres figuras menores, escoger el procedimiento a seguir. O consenso o junta gestora. Si fueran capaces de tener una visión autocrítica, se darían cuenta del cúmulo de torpezas cometidas en los últimos meses. Sin incurrir en hipérbole, creo que el mayor valedor de la candidatura de Cascos ha sido De Lorenzo, porque al realizar unas actuaciones tan disparatadas ha dejado bien a las claras que todo lo que se promovió desde su entorno -terna incluida- sería un desastre para el PP. En Madrid se hacen quinielas sobre posibles candidatos a la Alcaldía de Oviedo.