Desde el PP nacional han advertido a De Lorenzo y sus socios que la propuesta de candidatura realizada no tiene validez si no es aceptada por el resto del partido. De una forma explícita han recordado que Álvarez-Cascos no ha renunciado a presentarse como cabeza de lista por Asturias, así que mejor empiezan a convencer a los seguidores del ex ministro sobre las bondades de Pérez-Espinosa para presidir el Principado. Si no hay consenso, las propuestas de candidatos no tendrán validez. Desde Génova se fija un plazo para alcanzar el acuerdo: última semana de octubre. En caso contrario, la dirección nacional tomará decisiones sobre la candidatura asturiana.

¡Qué mala suerte tiene Gabino! Tras sentenciar que Pérez-Espinosa era la candidata y que el debate estaba cerrado, sale el concejal carbayón Suárez Arias-Cachero a decir que prefiere a Cascos de candidato y llega el mensaje de Génova dando un plazo para el acuerdo y restando validez a la propuesta electoral realizada. La pugna en el PP asturiano sigue abierta, aunque De Lorenzo la había clausurado. Veinte años de poder omnímodo al frente del Ayuntamiento de Oviedo le han hecho creer que puede gobernar el PP regional con los mismos métodos que el PP ovetense, donde gana congresos a la búlgara sin hacer acto de presencia. El crédito de Gabino ante la dirección nacional, como líder que ganaba elecciones, ha quedado empañado con esa forma de proceder dentro del partido.

No es justo echarle toda la culpa a De Lorenzo, aunque sobre él recaiga la mayor parte. Las formas autoritarias del alcalde no hubiesen llegado tan lejos si Ovidio Sánchez, presidente del PP regional, hubiese ejercido sus funciones. Es insólito que haya dimitido de su responsabilidad para pasar a ser un simple seguidor del alcalde. Desde el PP nacional instan a la negociación entre las partes enfrentadas, después de que Ovidio Sánchez hubiese renunciado a realizar ese trabajo. En el PP asturiano hay un vacío evidente, con un comité ejecutivo regional que no se convoca, un grupo parlamentario que no se reúne y una estructura municipal desastrosa, donde cualquier miembro de una junta local, sin que medie mandato alguno, se toma la libertad de ir por libre a apoyar las propuestas electorales de Gabino, sabedor de que tiene derecho a comer en el Ayuntamiento de Oviedo y sacarse una foto con el alcalde.