Ovidio Sánchez ha roto su mutismo para responder a Esperanza Aguirre, que había sugerido la organización de un congreso extraordinario en Asturias para superar la controversia sobre el candidato autonómico. El teórico jefe del PP asturiano ha manifestado que nunca se mete en asuntos de otras comunidades autónomas. Hay una objeción inicial al planteamiento de Ovidio, porque él no pasa de ser un dirigente de la oposición y Esperanza Aguirre preside la tercera comunidad autónoma por número de habitantes, apoyada en una cómoda mayoría absoluta. Ovidio Sánchez no supera un test de notoriedad en cuanto cruza el Negrón, mientras que Esperanza Aguirre es más conocida que casi todos los ministros del Gobierno. Esperanza y Ovidio juegan en ligas distintas.

Hay otro asunto de fondo que invalida la queja de Ovidio Sánchez y capacita a Esperanza Aguirre para hablar sobre el PP asturiano. La crisis del PP regional ha dejado de ser una cuestión circunscrita a una pequeña comunidad autónoma para convertirse en un asunto que integra la agenda política nacional. Para el PP, en su conjunto, es muy relevante la posibilidad de reenganchar a Álvarez-Cascos para la política activa. Por eso, Núñez Feijóo, Pedro Sanz y Vicente Herrera han dado también su opinión favorable a la candidatura del ex ministro. Al PP, como partido que constituye la alternativa al Gobierno de Zapatero, le es muy relevante alcanzar cotas de poder en las elecciones de mayo, y todos los dirigentes saben que no tiene las mismas probabilidades de triunfo una lista encabezada por una concejala de Gabino de Lorenzo que liderada por el ex ministro de Fomento. La queja de Ovidio Sánchez sobre la supuesta injerencia de Esperanza Aguirre recuerda la de esos países que tienen un tremendo desbarajuste interno y protestan en la ONU cuando se les critica su sistema de gobierno. Ovidio está como ellos: contra la pared.