Ovidio Sánchez considera que el PP asturiano no atraviesa por ninguna situación excepcional que aconseje convocar un congreso extraordinario. El presidente del PP afirma que sería absurdo abrir esa vía porque nadie la ha pedido. El planteamiento de Ovidio se basa en una hipótesis falsa, ya que en la organización que preside tienen cabida las mayores anomalías, dándose cita episodios rocambolescos que no ocurren en ninguna otra organización regional del PP. Los órganos de dirección no se reúnen, el grupo parlamentario tampoco conoce sesiones plenarias, y todo el partido es regido por un sanedrín de amigos de Gabino de Lorenzo, tomándose las decisiones más trascendentes entre plato y plato o a los postres. El comité electoral es un apéndice del todopoderoso alcalde de Oviedo, llegando a reunirse y dictar una resolución de rechazo ante una “hipotética candidatura de Álvarez-Cascos”. El comportamiento tan irregular del comité electoral quedó muy bien descrito por Esperanza Aguirre con una frase genial: “el comité electoral puede proponer, pero no desproponer”.

El PP asturiano está en una situación excepcional y lo que toca discutir es qué salida se arbitra para salir del atolladero. Hay que partir de las dos realidades más significativas: los órganos de dirección han dejado de funcionar y la organización está dividida. Miles de militantes quieren que Cascos encabece la lista electoral y los tres principales dirigentes municipales, acompañados de otros cargos del partido, forman piña en torno a Isabel Pérez-Espinosa. Para salvar la división no cabe recurrir a los órganos de dirección porque han dimitido de sus funciones, y sus principales dirigentes, caso de Ovidio Sánchez y Fernando Goñi, acuden a título personal a las comidas de Gabino secundando las directrices del alcalde de Oviedo. Cualquiera de las partes no puede imponer su voluntad a la otra, a no ser que se quiera encarar la campaña electoral con un partido roto. Rajoy perdió la ocasión de detener esta disparatada secuencia, cortando las irregularidades cuando se produjeron.

Un congreso extraordinario es la única vía recogida en los estatutos del PP que permite dirimir las diferencias con la participación de todos los militantes. El resultado de las urnas es inobjetable, así que la unidad del partido quedaría salvada. No hay alternativa.