Ana Rosa Migoya matiza las declaraciones de Jaime Rabanal sobre fusión de concejos para afirmar que el Principado apoya la fórmula del consorcio de servicios, como vía para racionalizar la gestión municipal. Según la consejera portavoz del Gobierno lo más conveniente es la extensión de figuras como Cadasa (consorcio de aguas) o Cogersa (consorcio para la gestión de los residuos).
El consejero de Economía no rechazaba el modelo de los consorcios, aunque si se podía ir a más lejos, fusionando ayuntamientos, mejor que mejor. Si embargo, hay muchas resistencias en la vida pública asturiana para suprimir municipios. La Federación Asturiana de Concejos (FACC) redactó un comunicado en el que abogaba por resolver los problemas de los consistorios a través del fortalecimiento de las mancomunidades y de los consorcios, fórmulas compatibles con preservar la identidad de los setenta y ocho ayuntamientos asturianos. IU criticó el apoyo dado por Rabanal a las fusiones de concejos, mientras que el PP calificó el debate de cortina de humo para ocultar el problema del paro. El único partido que apoya la reducción de ayuntamientos es UPyD.
El minifundismo municipal es un problema nacional. Hay un número excesivo de ayuntamientos, lo que redunda en su debilidad para atender las demandas sociales. Ese déficit se ha agudizado con la crisis económica, al pinchar la burbuja inmobiliaria de la que vivían muchas corporaciones y no tener a mano otros ingresos sustitutivos. Los ayuntamientos pequeños, que son la inmensa mayoría, no están en condiciones de prestar servicios (transporte, basura, agua) de forma autónoma. Sólo el localismo, como sentimiento exacerbado, explica que no haya un solo alcalde en Asturias que esté dispuesto a fusionar su municipio con algún concejo vecino. Cabe recurrir a fórmulas alternativas, como las mancomunidades y los consorcios, aunque no es lo mismo. En Asturias, a las mancomunidades no se las ha extraído todas sus potencialidades por recelos entre alcaldes y falta de impulso desde el Principado. En la actualidad, languidecen entre la lejanía de los ciudadanos y el escaso interés de los políticos. La escasa cooperación territorial daña a los concejos pequeños y a las zonas más habitadas, como el área central de la región, donde se repiten los equipamientos cada 25 Km. No se atisban soluciones.