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Juan Neira

LARGO DE CAFE

PLAZOS EVANESCENTES

José Blanco anuncia que la variante de Pajares quedará terminada a mediados del año 2013. Pese al recorte general en obras públicas, el Gobierno mantenía que la variante estaría operativa en el año 2012, de modo que el plazo oficial se prolonga por un semestre. Cualquier observador se apresuraría a aceptar el anuncio de Blanco, porque la experiencia indica que todos los compromisos del Ministerio de Fomento han quedado rebasados por los hechos. Hace tres años la plana mayor del socialismo repetía que el 2009 pasaría a la historia de Asturias como el año en que se superó el déficit de las comunicaciones. La autovía del Cantábrico y la variante de Pajares iban a estar completadas en esa fecha. Casi dos años más tarde, las principales infraestructuras de comunicaciones no tienen un calendario firme. Decir que la variante de Pajares se terminará a mediados del año 2013 tiene el mismo valor que retrasar la fecha hasta el 2015.

Dejando a un lado los imponderables que se presentan en la construcción de infraestructuras, cabe explicar el retraso de todas las obras por dos causas. La primera tiene que ver con la planificación del Ministerio de Fomento que desaprovechó los años de la abundancia bregando en muchos frentes a la vez. El Gobierno renunció a jerarquizar las infraestructuras, como si todas fueran igual de importantes. En vez de acelerar las obras en la autovía del Cantábrico, las simultaneó con la autovía de Oviedo a La Espina. Ahora, ambas están casi detenidas. El error del Gobierno fue alimentado por las fuerzas políticas asturianas, siempre dispuestas a introducir nuevas actuaciones en los planes de obras públicas. ¿Cómo nos atrevemos a discutir sobre la vía de La Espina a Ponferrada cuando nos faltan bastantes años para acabar la autovía del Cantábrico o la línea de alta velocidad de Madrid a Gijón?

La segunda y principal razón para el retraso reside en la crisis económica. Blanco debería haber declarado a la opinión pública que se olvidara de todo lo dicho, porque la coyuntura es excepcional. Pero en la política española los gobiernos no pueden dar malas noticias. Y para alimentar la confusión está, en Asturias, instalado el mito de las obras públicas desde los tiempos en que era ministro Fernández-Ladreda, como si se pudieran construir carreteras y ferrocarriles sin reparar en los vaivenes de la economía.

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por JUAN NEIRA

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