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Juan Neira

LARGO DE CAFE

PROBLEMA INSOLUBLE

Manuel Chaves manifestó que parte de la retribución de los funcionarios debe estar en función de su productividad. Ramón Jáuregui matizó las declaraciones del tercer vicepresidente del Gobierno, al decir que ese sistema ya funciona aunque hay que mejorarlo.

El sueldo de cualquier trabajador, sea cual sea su relación laboral y la cualificación de su empleo, debería contemplar la productividad, porque es la forma de reconocer que la nómina está ligada al rendimiento laboral. Es injusto que dos trabajadores ganen lo mismo, si uno trabaja dos o tres veces más que otro. Una de las razones más poderosas para que la pasividad sea norma en un centro de trabajo proviene de no tener en cuenta la iniciativa, el compromiso y el rendimiento a la hora de retribuir. En la función pública el puesto de trabajo es fijo, y los aumentos de sueldo están relacionados con la antigüedad. Un marco que no estimula la laboriosidad de los empleados. Hay complementos de productividad, pero se trata de un incentivo voluntario que no está generalizado en las nóminas de todos los funcionarios. El rendimiento laboral debería tener un mayor papel en los sueldos públicos.

El problema no está en los funcionarios, sino en el sistema y en los que lo gobiernan. Para empezar no se ha diseñado ningún método serio para medir la productividad. Pagar a la gente un complemento por elaborar una memoria, por llevar equis trienios o quinquenios de antigüedad, por hacer un curso de cien horas o por desempeñar una tarea de confianza para un político, no es serio. Recientemente se ha visto cómo se ha querido evaluar a los profesores, sin que a nadie se le haya ocurrido relacionar los estímulos económicos con el nivel de aprendizaje de sus alumnos. En una fábrica de coches, se remunera a los trabajadores por el número de vehículos que producen o por las mejoras introducidas, no por asistir a cursos en el taller. En la Sanidad también se han mejorado las nóminas por razones que no tienen nada que ver con la calidad asistencial o con el acierto en las terapias. En la Administración se llama productividad a cualquier cosa menos a las relacionadas con el rendimiento laboral. Para hablar de productividad habría que valorar los resultados, pero no se puede hacer porque los que gestionan la Administración gastan el dinero que no es suyo en caprichos que llaman prioridades.

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por JUAN NEIRA

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