Rubalcaba intervino en un foro socialista dedicado a la Administración Pública. A cuatro meses de los comicios el acto tenía un sesgo electoral. El vicepresidente del Gobierno defendió la reforma de las pensiones, recordando que en 1985 los socialistas realizaron otra en solitario. Tiene poco que ver el contexto político de entonces con el de ahora, porque en aquella época gobernaba Felipe González con 202 diputados, y ahora el Gobierno ve que sus proyectos (Ley Sinde) son rechazados por el Parlamento debido a los precarios apoyos del Ejecutivo. El vicepresidente repitió el argumento de que para asegurar las pensiones del futuro hay que introducir cambios en el presente. Este asunto nunca se explica diciendo que la reforma traerá directamente aparejado el descenso de la cuantía de las pensiones. Puede ser una operación obligada, pero es mejor no andarse con rodeos y reconocer que las pensiones del futuro serán más bajas que las actuales.
Rubalcaba dedicó parte de su intervención a hablar de políticas sociales, que puso en relación con el programa de austeridad del Gobierno: ahorrar, ahora, para luego poder gastar más en servicios a la tercera edad o en becas. El vicepresidente recordó que en seis años de Gobierno de Zapatero las pensiones subieron un 27%, mientras que en ocho años de Aznar sólo crecieron un 3%. Recordó el crecimiento en la cobertura de las becas y la aprobación de la Ley de Dependencia, como cuarto pilar del Estado del Bienestar. La extensión del gasto social durante los primeros seis años de Gobierno Zapatero es incontestable. No obstante, vistas las actuales dificultades, cabe preguntarse si no hubiera sido más oportuno hacer más despensa y menos gasto. El 1 de abril de 2007, Caldera se felicitaba por la puesta en práctica de la Ley de Dependencia y pronosticaba que Asturias en el año 2010 gozaría de pleno empleo. Faltaban tres meses y medio para que empezase la crisis económica, y a la vista está que la legislación y el gasto de la primera legislatura de Zapatero se basaban en un desaforado optimismo.
En el mismo foro, Javier Fernández dijo que la derecha asturiana tiene dos candidatos pero que carece de programa. Hasta la fecha, ningún dirigente conservador o liberal ha dicho nada sobre las medidas que tomarían en un hipotético Gobierno, pero en plena crisis interna no están para hablar de programas.