Manuel Chaves ha defendido “la acción eficaz de Javier Fernández, frente a un Cascos obsoleto”. En su visita a Asturias, el tercer vicepresidente del Gobierno respaldó al candidato autonómico de su partido, como hacen todos los líderes del PSOE y del PP cuando se desplazan a las distintas regiones. Realizada su aportación a la precampaña electoral asturiana, Manual Chaves ha pedido a los ayuntamientos que se asocien para ahorrar y ha recomendado a las comunidades autónomas que pongan un techo para limitar el gasto público.
Las cuentas de los ayuntamientos no salen. Ni tienen el margen de endeudamiento de las comunidades autónomas ni su respaldo tributario. Con la crisis de la construcción, el gasto corriente de los municipios carece de financiación. Durante los años de la abundancia, el Impuesto sobre las Construcciones era el segundo tributo que daba recursos a los concejos, pero ahora no aporta nada. Para colmo de males, el Estado les cedió dinero en exceso con cargo a la recaudación del IRPF y el IVA, y ahora hay que devolverlo en dos ejercicios. En total, 5.600 millones de euros. Chaves propone la fórmula de la asociación, pero en los últimos años el número de ayuntamientos ha crecido en España, desde 8.111 a 8.115. La mayoría de los consistorios no son viables, con un gasto rígido y unos ingresos muy reducidos, aunque nadie le pone el cascabel al gato. En los años 2009 y 2010 recibieron unas inversiones de 13.000 millones de euros del Gobierno central para construir infraestructuras deportivas y culturales, pero una vez inaugurados los flamantes equipamientos, toca mantenerlos y no hay dinero. Ni los municipios se asocian libremente ni el Gobierno se atreve a tomar medidas de obligado cumplimiento.
Las comunidades autónomas no quieren limitar su gasto público y algunas de ellas, como Cataluña, se acaban de declarar en rebeldía fiscal frente al mandato del Gobierno central de reducir el déficit público. Faltan meses o semanas, para que algunos presidentes planteen objeciones sobre la aplicación del sistema de financiación autonómica, y se abra nuevamente el melón del modelo territorial. Sospecho que todo ello irá envuelto en un discurso soberanista, en clave de ruptura. Sinceramente, no veo a un Gobierno en funciones o a unos recién llegados al poder, con capacidad de hacer frente a esos desafíos.